Estarás en mí siempre, en ansia prolongada,
incansable a través de los años porque esta espera del amor nunca concluye.
Me estremece el gran temblor del alba porque en
arrullos tumultuosos te acercas a mí con desatada prisa ya que elegiste este
corazón para anidar en él como escoge el pájaro el lugar donde cobijarse o cada
mar su playa donde quebrarse.
Estarás en mí, acunado, protegido, amado, en un
rincón de mi alma, rodeado de suspiros como aires fluyendo hacia la nada.
Estarás en mí, compartiendo mi alma y viviendo
mágicas y delirantes fantasías.
Estarás en mí, tú, el único, el ser excepcional y
singular que en plena sintonía me encontró como cáliz abierto esperando tu
ternura, el calor, el vibrar de pasión.
Estarás en mí, porque te esperé que llegaras sin
tener certeza de cuándo llegarías y tuya me sentí antes de tu llegada, tan aún
vaga y lejana.
Te esperé con mis ojos cerrados y mi alma abierta
y mi dicha como un capullo en flor, insomnio ya sin fin, por si no llegabas, tú
el imposible, el esperado, en esta luz y no en luces soñadas.
Estarás en mí, en cada hueco de mi cuerpo y me
estremeceré en tus brazos como alas leves de alondra y el trino de tu amor
caerá sobre mí como la primera luz del día.
Estarás en mí entre mi dormido y virgen espíritu
todo, que tu presencia despierta y sofoca de sonrosados pétalos de rosas, que
como un gran revuelo inundan del gran gozo del mundo, mi alma toda.
Seré tu apoyo, tu nido, tu refugio, para ser felices
en el esperado deleite del campo florecido del mundo nuestro del hoy…
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