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miércoles, 31 de octubre de 2012

Aromas de vergeles



Aromas de vergeles, en prados florecidos de multicolores flores y de fragancias exquisitas, allí quiero estar.
Ir en busca del edén divino de belleza, para no volver nada o para volver inhibida de fragancias de alelíes, rosas, azahares, azaleas, jazmines.
Tenderme en los jardines y unida a las abejas oír y aprender el dúo que en la flor recién abierta, el perfume y el color misteriosamente elevan.
Pasar por rosaledas, contigo abrazada y que su aroma nos inunde en una nube de esencia como emanaciones de amor recién florecido.
Aromas de vergeles, de bosques umbríos que beben luz de las estrellas, dormitamos en el silencio blanco de la luna llena o como en potros de llamas cabalgamos en los cometas.
Pensativa y calma en el vergel sumergida, surgen de mi corazón de poeta los versos de amor para ti que un rojo sol prisionero encerrado, encuentra.
Quiero volar contigo por todo el universo y regresar con las flores inmortales del pénsil de la belleza.
Aromas de vergeles que hacen nacer el ideal del poeta, el que está en el mundo interior pleno de encanto.
Suelta la flor su perfume, mas si una frase lo aspira, se evapora o se consume en las cuerdas del violín.
Efluvios de suspiros de amor en un intangible ensueño, donde lejana, la flor se esconde.
Aromas de vergeles, donde la mujer poeta escribe lo que es en su fantasía, ave y flor, mirlo y lavanda, pues viven sólo en la bruma que en la ilusión se levanta ese canto que perfuma y ese perfume que canta.
Aromas de vergeles, bálsamo de colores que nos inundan, los verdes más verdes, los tornasolados ocres, los lacres de hojas marchitas nos inundan de amor placentero, pleno de paz y belleza.
Tendida en ese campo infinito entre amapolas y margaritas el aroma de la tierra húmeda hiende mi alma necesitada de tu intenso amor.
¿Bajo qué fronda te escondes? Ven y tiéndete a mi lado, el cielo nos acaricia, el viento nos mece y las hierbas frescas nos acunan en su mullido lecho.
Aromas de vergeles, en esta aurora placentera, entre mil estupendos follajes, temblorosos de primavera, nuestro amor crece, se agiganta, entre sones de música celestial y canto de pájaros.

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