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lunes, 29 de octubre de 2012

Pregúntale al viento

Pregúntale al viento, mi amor, cuántas veces te nombré con un grito callado para que nadie supiera lo que siento cuando no estás a mi lado y si el viento hablara, te diría todo lo que te extraña este corazón mío.
Si en mis sueños te nombro sin que lo sepas, pregúntale al viento todo lo que un día prometimos realizar juntos, muy juntos y sólo en sueños se quedó tan solo por unos instantes porque si no compartimos cada momento de nuestra vida ésta no tiene sentido.
Sí, pregúntale a tus noches frías si mi cuerpo no extrañas.
Pregúntale al viento si al pasar me besa, sólo por besar, si enreda mi pelo por acariciar, si su brisa lleva lágrimas de sal.
Pregúntale al viento todo lo que pienso en ti y si al pasar el tiempo se lleva en el aire algo más… si me vio llorar por ti cuando silba, canta, gime… cuando hace esos ruidos que me hace temblar.
Pregúntale al viento que me sucede cuando no lo siento, no me toca, por qué no me besa, por qué va de prisa, cuán grande es mi amor por ti y por qué a veces lloro sólo por llorar.
Pregúntale al viento si tu amor está en mí como mar en la popa del barco que zarpa en la ruta que añora.
El flamboyán deshojando sus hojas al soplo del viento va, pregúntale si a mi vida unida la tuya está.
Pactaron las nubes y los vientos para unirnos cada día más, escondernos en nuestras miradas, hablarnos en nuestros silencios, desnudando nuestros sentimientos en versos que te escribe mi alma.
Fuego de amor que acaricia suavemente el viento, transita por nuestras venas, se funde en nuestros corazones.
Pregúntale al viento el momento indicado, el anhelado, cuándo llegará el juego del amor, de miradas entrecruzadas, de roces sin tocarnos, de suspiros gratos, de besos que se llevará el aire a través del tiempo porque nuestros sentimientos vuelan ingrávidos como el viento.
Pregúntale al viento por qué te busco y te añoro, por qué suspiro en cada eco cuando tú no estás y cuando te encuentro, muy despacio, con lentas claridades, desemboca en ti, cuerpo con cuerpo igual que agua con agua, corriendo juntos entre orillas que se llaman los días más felices.

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