Soñando luces que nos encandilan en esta noche oscura y
nuestra, somos una luz que se encuentra con otra luz y queda iluminado el mundo
sin que nada se toque.
No sabemos ni el dónde ni el por qué.
La ternura de todos los surcos se han quedado enredados en
nuestros pasos y los dulces instantes vividos siguen tenues en nuestras almas
vibrando.
Soñando luces, la emoción que brotó de nuestras vidas que
fue manantial desbordado ha tomado la ruta del alba y ahora vuela por todos los
prados.
Ya la noche se fue pero quedan las luces que con destellos
dorados iluminan nuestra mirada, queda el velo que al recuerdo se enlaza,
apretado y nos mira en estrellas semidormidas desde el cielo en nosotros
rondando…
Soñando luces, que parpadean al son de nuestros besos, aquí
en nuestras manos, allí, dentro de nuestras almas, perviviendo el prodigioso
saber que nos hallamos juntos, muy juntos, sin sufrir memorias de dolores
pasados.
Nada de este milagro es recuerdo porque el recuerdo es la
pena de sí misma, la tristeza del tamaño del tiempo pero en nosotros, todo es
eternidad, relámpago.
Soñando luces, sólo vale vivir de cara hacia ese dónde,
queriéndolo, buscándolo.
Soñando luces, como centellas de plata la noche surcan y al
surgir el alba las nuevas emociones se atan
como manojos de flores recién nacidas.
Todo sabe a canciones y a fruto como un cáliz de eterna
dulzura.
Se ha quedado tu vida en mi vida como el alba se queda en
los campos.
Soñando luces, anudamos emociones, sorprendemos sonrisas
entre nuestras manos caídas desde el pájaro más vivo que se asoma a mirar
nuestro viaje alado.
Por encima del mundanal ruido, una larga ilusión se fue
rondando e inclinó la sombra de nuestras mentes en el rayo de luz de nuestros
regazos.
Soñando luces, todo el Cosmos se abre a nuestro paso,
iluminando nuestras huellas que transitan por el sendero brillante del
amanecer.
Nuestra vida estalla en caricias, en canciones inesperadas y
nuestras almas no pueden alcanzar el silencio del poema sin palabras y saltan
por nuestros labios hechas polvo de vibraciones íntimas.
Soñando luces, despejando senderos oscuros con diáfanas y
puras emociones entre canciones felices y el dolor nunca se dará cita con las
pintura transparente del cielo.
¡Soñando luces, en todo nuestro existir, arpegio divino que
nos une en espejismos de grandeza!
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