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lunes, 15 de octubre de 2012

Ya no te quiero


Ya no te quiero, ya no necesito el beso vital de tus labios y tus cálidos abrazos.
Se escaparon los misterios y el encanto.
Ya no te quiero, es cierto, no añoro tu letargo, renuncié a la utopía y a los sueños en vano, ya no late en mis venas la ilusión del pasado.
Ya no te quiero, es cierto, ni cerca ni lejano.
Quiero que lo sepas, no te amo en pasado, no te amo en presente, ni te amo en futuro, es un amor que no existió, sin distancias ni tiempo.
Ya te olvidé, te dejé a la vera de mi camino aunque nada fue en vano porque ahora voy a un tiempo de paz, de ventura, de gozo, en búsqueda de la eterna fantasía que, al soñar el palpitar se desvanece y realizar espero todavía.
¡Mujer poeta, llegará tu día en que serás amada y amarás por siempre!
Acudo presurosa aunque llegue triste y fatigada a encontrar la fuerza y la alegría que tú me habías quitado.
Todo mi dolor se va con palideces de plata y se alza un himno cadencioso de frías notas calladas en los rayos de la luna, reflejando un ¡ya no te quiero más!
Al fin te fuiste de mi vida entre el ramaje dormido, en voz baja, sin rumores, sólo en silencio como un misterio escondido sin una palabra cortada.
Tan solo se oyen gemidos cuando los rayos son idos y la luna más palidece.
Hoy deseo volar alto, dichosa, viva y feliz, ya no estás más en mi vida, ni en sueños te quiero ver.
Ya no te quiero, es cierto, el sueño de amor no existe más, no quiero perder la paz, no volverme otra vez triste.
Muere el sol en el ocaso y llorando mis amores se desangra en resplandores, el silencio paso a paso limpia mi alma de resquemores.
Hoy sólo aspiro al aroma de un ramo con flores, de risueñas margaritas y pensativos tréboles que me inunden en sus matices cálidos pulidos por el sol y por la lluvia.
Ya no te quiero, es cierto, no deseo el viento del jardín de los recuerdos nuestros.
Desde el fondo, soplad, trayéndome las flores deshojadas ¡que las quiero olvidar!, escóndanme lejos, cerca del arroyo de tristes armonías y tu recuerdo desaparecerá.
Ya no te quiero, es cierto, no quiero más nuestras noches con sus astros, de tenue claridad, de aquellas noches llenas de poesía, música y canto porque ya hace frío al irse el amor con su intensa lobreguez.
Ya no te quiero, es cierto, aspiro una calma honda para que mi corazón lata sin prisa ni temores, sin hoscos recelos y sueños rotos.
Mi nuevo camino transformará en versos y poemas de amor el nuevo descanso de esta vida nueva, como centinela eterno de este mundo mío.

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