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lunes, 26 de noviembre de 2012

Laberinto de sentimientos


Laberinto de sentimientos, me condujiste con tu mirada ardiente y tu voz susurrante, con arte y embrujos al sendero sin salida, atrapando mi corazón.
Trazaste muy bien la ruta a mi alma con tu sonrisa única que me dejó sin aliento ni respiración y tus palabras dulces, colmándome de amor.
Laberinto de sentimientos, tus ojos atraían los míos como un imán y al hablarme me hacías temblar como pájaro herido y con gestos desprendidos en tus manos acompañaste tus miradas y en tu pícara sonrisa mecías mi alma.
Laberinto de sentimientos, me cercaste, me atrapaste, sabías lo que hacías, integraste las palabras a tu plan de seducción y como en un extraviado concierto mi alma se rindió.
La copa del sentimiento se volcó al acercar tus labios y un escalofrío profundo y lento casi me consumió.
Laberinto de sentimientos, me conllevan a sonidos que acarician, instintos que convocan, arrebatos de emoción, aromas que iluminan, fulgores que cautivan, cuando estoy junto a ti.
Quiero que seas mi verso, mi númen, mi inspiración, quiero que seas estrofa armoniosa en este laberinto de ilusión.
Me has conducido a escondites secretos, puertas levadizas, trancas con cerrojos.
Nos hemos perdido entre el laberinto de la esencia y la luna nos conduce en esta extraviada espera, afanados por encontrarnos, nunca para salir, siempre para quedarnos.
Laberinto de sentimientos que en una eterna quimera despistando la vereda de los labios, del beso perfecto que rasgue de la soledad que se reboza en el desierto de lo incierto.
Así es el laberinto de los romances, siempre presente, nunca al alcance de quienes no suelen perseverar el verdadero tesoro del amor al que nos lleva a la alegría, a la esperanza, al despertar de la vida.
Laberinto de sentimientos, me haces volar la imaginación, me provocas placer, dulces anocheceres, sonrisas en mis sueños al sentir el calor de tus besos.
El mundo nos inunda con su luz en la alegría dúctil de la vida en nuestro laberinto, sólo nuestro que recorremos unidos entre crepúsculos y auroras vislumbrando naufragios de silencios.
Más allá de los círculos del tiempo en relojes atávicos, renacen las campanas de la bruma que nos conduce atravesando espacios a nuestro nido de amor.

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