Sorpresa inesperada, ¿qué viene por el sendero blanco como
papeles de rocío, revoloteando el aire hacia mi? Buscan mi nombre, hurgan entre
miles de huecos de arcones con cerrojos y llaves entreveradas en un ovillo
metálico que es imposible desatar.
Sorpresa inesperada, como en un combate con carcaj en nubes
urdidas, sueño que despierto entre murmullos desnudos donde la luz en mis
pupilas congrega la sangre en los sentidos y una tibia memoria sin contornos
descubre lo que esperaba ansiosa.
Sorpresa inesperada, se mueve la distancia hacia ella como
alas batientes detrás de mi alma, inútil que te busque y te persiga, vendrás
por el aire burilada por el talón de arcángeles invictos.
Sorpresa inesperada, mi corazón tiembla, la duda me inunda,
¿es que acaso llegará a mí, a pesar de todas las murallas que me envuelven y me
aprisionan en castillos de cristal?
Un miedo tibio padece lentamente mi alma pero la esperanza
lo cubre con mantos verdes haciendo que el aire húmedo me lleve a cielos de alamedas
de cristal, esperando en paz y sosiego.
Sorpresa inesperada, se acerca despacio, sin prisa,
sobornando las dudas que me acechan que me quitan el hechizo de mis sueños.
¿Será verdad que me encuentra lo que más espero? Mis manos
se agitan, angustiándose en el aire en un largo alumbrar del movimiento.
Cae el pulso agitado de la sangre sobre el plato sonoro del
silencio, quema la llama hirsuta de mi frente, un ave de marfil en primer
vuelo.
Sorpresa inesperada, ¿Vendrás a mí? ¿Me encontrarás en el
instante preciso en el que más te necesito?
Crece en mí, una hiedra pálida de dudas, ahogando en desazón
el pensamiento y deteniendo las horas de la espera la ramazón elástica del
viento.
¿Cuál es la sorpresa inesperada? La que agita mi alma, la
que levanta la estirpe de mis cantos y mi sangre convoca con apetencia haciendo
brotar de mi interior las palabras con sonidos, las frases de amor, la que
despiertan mis sentimientos más íntimos, los secretos guardados con celo y
artimañas para que nadie los encuentre en el nunca jamás.
Sorpresa inesperada, te reclamo, te nombro para que me
halles y me sumerjas fija en este mundo entre alegrías y cantos, hacia mi
interior donde el deseo reverdece.
Queda la incógnita, lo no sabido, lo imposible de anunciar,
el misterio no develado, el ruego no escuchado, la quietud inmóvil, la soledad
sin amor.
Sorpresa inesperada, eres el solar de mi vida, el deseo
consumado aún sin serlo, coronas los vientos serenados de mi vida y haces
surgir los cánticos unánimes de mi frágil existencia.
Ya se acerca, notas suben en números concordes, el mañana me
espera y con sones de oro te proclamo dueña y señora del existir en esta vida
donde la sorpresa inesperada nos conduce a dichas sin sonrojos corriendo por la
cifra de mi nombre hacia el cuenco sellado de mi vida.
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