Consumiéndome el alma, el alma toda, es el amor que por ti siento que es como un río transparente y tumultuoso que se vierte entre los vericuetos de mi Yo y me envuelve sin resistencia ninguna.
Me vas llenando de arroyos para que se deslicen por mi interior y
sea toda tuya, todos los días, a toda hora.
Consumiéndome el alma, mi amor toca panderetas y flautas en las
montañas y valles lejanos para esparcir besos que lleguen a ti desde lejos como
cascadas de palabras y caricias.
Te hago llegar cascabeles de sones y músicas para que tranquilices
mis pasos para ir buscando en tu mente un espacio prolongado por donde pueda
escabullirme y entrar para conducir mi amor todo dentro de ti.
Llévame a volar contigo para no perderme en la ruta de un triste y
moribundo pasaje que se durmió ayer.
Consumiéndome el alma, tu amor me convirtió de mujer y musa en
poetisa que se despertó junto a ti.
Y como un Fénix que se extingue en las llamas consumiéndome en la
pasión inducida fui resurgiendo en las cenizas con mis poemas a flor de piel.
Consumiéndome el alma rompiste mi corazón y no me alejo de tí
porque no sé vivir sin
tu ausencia aunque ella se burle de tu presencia .
Yo había llegado a ti, por un inexplorado camino, vestida de
lluvia y de recuerdos, rondando con la risa, la vida de ambos, pero tú no
sentiste que ponía soles y luces entre
tu piel y la mía y te alejaste en el tiempo, al otro lado de la
luna, en lo hondo de la noche azul, llevándote la prolongación de mi sonrisa y
dejándome tan sólo la mitad de mi alma en la agonía de la espera eterna.
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