Dos sendas tu vida y
la mía, geométrica ironía de nuestra realidad, espíritu y materia unísona
ansiedad de un hondo sentimiento y cálida armonía.
Fue punto nuestro, encuentro de rectas paralelas, tus ojos me
llamaron, los míos respondieron, nuestros cuerpos se vieron en un impetuoso
aliento, jamás se unen las vidas paralelas pero cuando trazan geométricas
figuras mi corazón se agita evocándote a ti, pues veo en nuestras vidas seguir
equidistantes por el recto camino ahogando las dulzuras del idilio sublime.
Lo ha querido el destino tú y yo, dos caminantes de sendas
paralelas pero siempre equidistantes.
La vida muchas veces no nos da lo que queremos o si lo hace nos lo
quita pronto, quizás en otras vida, en otro tiempo Tú y ese Yo vivan su
historia de amor en la misma senda.
Dos sendas paralelas, vidas que van por bálsamos de humo, no
pueden regresar al origen, sus lámparas de arena no las podrán iluminar.
Son trampas que nos pone la vida, ¡el destino así lo decidió!,
vivimos en un paralelismo que por más que lo soñemos y nuestra imaginación
quiera unir no podemos ir en contra de lo establecido, cada paralela la
formamos tú y yo.
Muchas veces algún obstáculo en el camino nos separa aún más y
volvemos a la senda viviendo esta realidad que nos toca sabiendo que jamás
podemos abrazarnos en esta máxima e inviolable lejanía.
Hoy somos peregrinos en sendas paralelas, los estrechos caminos de
los sueños perdidos. Dos sendas paralelas que se bifurcan en la vida, nos
envolvemos con versos apasionados e intensos, buscándonos por toda la eternidad.
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