Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 10 de octubre de 2012
Soñando luces
Soñando luces que nos encandilan en esta noche oscura y
nuestra, somos una luz que se encuentra con otra luz y queda iluminado el mundo
sin que nada se toque.
No sabemos ni el dónde ni el por qué.
La ternura de todos los surcos se han quedado enredados en
nuestros pasos y los dulces instantes vividos siguen tenues en nuestras almas
vibrando.
Soñando luces, la emoción que brotó de nuestras vidas que
fue manantial desbordado ha tomado la ruta del alba y ahora vuela por todos los
prados.
Ya la noche se fue pero quedan las luces que con destellos
dorados iluminan nuestra mirada, queda el velo que al recuerdo se enlaza,
apretado y nos mira en estrellas semidormidas desde el cielo en nosotros
rondando…
Soñando luces, que parpadean al son de nuestros besos, aquí
en nuestras manos, allí, dentro de nuestras almas, perviviendo el prodigioso
saber que nos hallamos juntos, muy juntos, sin sufrir memorias de dolores
pasados.
Nada de este milagro es recuerdo porque el recuerdo es la
pena de sí misma, la tristeza del tamaño del tiempo pero en nosotros, todo es
eternidad, relámpago.
Soñando luces, sólo vale vivir de cara hacia ese dónde,
queriéndolo, buscándolo.
Soñando luces, como centellas de plata la noche surcan y al
surgir el alba las nuevas emociones se atan
como manojos de flores recién nacidas.
Todo sabe a canciones y a fruto como un cáliz de eterna
dulzura.
Se ha quedado tu vida en mi vida como el alba se queda en
los campos.
Soñando luces, anudamos emociones, sorprendemos sonrisas
entre nuestras manos caídas desde el pájaro más vivo que se asoma a mirar
nuestro viaje alado.
Por encima del mundanal ruido, una larga ilusión se fue
rondando e inclinó la sombra de nuestras mentes en el rayo de luz de nuestros
regazos.
Soñando luces, todo el Cosmos se abre a nuestro paso,
iluminando nuestras huellas que transitan por el sendero brillante del
amanecer.
Nuestra vida estalla en caricias, en canciones inesperadas y
nuestras almas no pueden alcanzar el silencio del poema sin palabras y saltan
por nuestros labios hechas polvo de vibraciones íntimas.
Soñando luces, despejando senderos oscuros con diáfanas y
puras emociones entre canciones felices y el dolor nunca se dará cita con las
pintura transparente del cielo.
¡Soñando luces, en todo nuestro existir, arpegio divino que
nos une en espejismos de grandeza!
Alegre desilusión
Alegría de estar juntos.
(En nuestras manos depositamos nuestro destino, en nuestras
alas cobijamos nuestro amor, estábamos juntos y palpitaban nuestros corazones,
naciendo poemas pero no sabemos la causa, la lejanía nos cercó).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(El amor con desamor candoroso llegó a nosotros con un
pasajero con augurios del mensajero a la estación del olvido, separándonos aún
sintiendo ambos una pasión encendida).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Estando juntos, mirándonos, nos sentíamos en un paraíso
guardado más allá de virginales jardines pero sin darnos cuenta nos marchamos,
se deshizo el abrazo, se apartaron los ojos, dejaron de mirarse para buscar el
mundo donde nos encontráramos).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nos hallamos tras nuestras huellas de un vivir todo
transido entre alegrías y penas pero amándonos y hoy nos encontramos
solitarios, viendo la lejanía del pasado con un adiós que llegó a ocultas cual
fantasma en noche silenciosa).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nos vimos en espejismos, puros y diáfanos y nuestros labios
se buscaban para besarse en noche de encanto, entre suspiros de noches de
plenilunios, apartándonos de a poco, sin adioses, en una trilogía de
melancolías que fatigó nuestros corazones).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nos esperamos en el momento exacto, en nuestro anhelante
querer de estar juntos, en ese día tan claro que las presencias de siempre no
bastaban y nuestros besos se quedaban a medio vivir de sus destinos y nuestros
llantos nos separaron).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Nuestro encuentro fue un choque de materia y materia que a
fuerza de contacto se convirtió en victoria gozosa de los dos en prodigioso
pacto de amor pero nos dejamos de ver sin entender el porqué y quedamos los dos
con nuestras soledades sin compartir).
Desilusión compartida.
Alegría de estar juntos.
(Alzamos los ojos y nos miramos y el amor nos unió, iba yo
hacia ti y tú venías hacia mí y la identidad nos unió entre éxtasis y alegrías
intensas que nos condujeron a separar nuestras vidas para siempre en tristezas
profundas y agónicas).
Desilusión compartida.
Los dos sentimos ese dolor de adentro al separarnos y ya nuestras
manos no se aprisionan, nuestros cuerpos no se sienten, las sombras nos
envuelven en una tierra seca, en una noche oscura, entre incógnitas palabras
sin sentido en un lenguaje que no es el nuestro, vamos rumbo a lo
incognoscible, en busca de vocablos de amor desconocido.
Suspiros en silencio
Suspiros que surgen en el silencio desde lo hondo del alma,
parecen clamores de murmullos elevándose al viento.
Surgen poemas, frases, ideas, profusos versos con suspiros
entrecortados que desgranan mi amor hacia ti.
Yo intento siquiera emitir en silencio la historia en mares
sin calma, me despego tan solo en suspiros al viento aunque en esos suspiros se
vaya mi alma.
Me detengo un instante en este verso y entro a través del
cauce de mis palabras hacia el suspiro oculto en el silencio.
Dibujo tu paisaje al compás de un poema, en él te acaricio y
manifiesto, una vez más que el dolor de quererte es el fuego que me quema, sin
embargo, te quiero sin querer renunciar.
Ya no tengo lenguaje para escribir poemas, sólo me queda el
suspirar en silencio, en él he tratado de esconder el secreto pues grande es el
reto por no saber donde estás.
Los suspiros en silencio se extinguen como acontece siempre
en cada paso al andar.
En mi amor te distingues porque eres poesía y aunque ya no
te encuentre en mis versos estarás y mis suspiros en silencio volarán hacia ti.
Suspiros en silencio, van despacio, leves, como soplos
alternos se entregan a ti, al ritmo de tu vivir soñando.
Veo la estrofa de que está hecho tu sueño, la tienes en tu
alma tendida esperando, los besos que ya son tuyos son el misterio en el alto
silencio de la noche, ya que un soñar mío empieza al borde de tu cuerpo y en él
el tuyo siento.
Tú dormido, yo en vela, hacíamos lo mismo, no había que
buscar tu sueño, ya que era mi sueño, mis suspiros eran tuyos.
Suspiros en silencio, entrecortados, diáfanos, van hacia el
aire entre murmullos de amor, respirando en tus caricias y despertando entre
tus recuerdos.
Mi corazón palpita y vibra entre mis suspiros, en silencio y
mi alma se va con ellos añorando tu ausencia.
Mis suspiros son de puro amor por ti.
Si los cielos iluminan trasluces de paraíso, islas de color
de edén, es que en las horas sin luz, sin suelo, hemos anhelado el estar juntos
los dos, sin palabras, dejando como una gran estela de luz, el amor detrás
cuando cruza por la noche eterna del mundo.
Suspiros en silencio, me los ha llevado el viento en la
dulzura del alba y buscándonos a tientas con las bocas que el vacío besaba en
prodigioso pacto nos encontramos siempre.