Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 25 de noviembre de 2012
Cálidos crepúsculos
Cálidos
crepúsculos, junto a tu lado, frente al mar, el horizonte cuajado de mil
colores polifacéticos nos envuelve en su magia de espejismo, de visiones que
nos transportan a nuestro mundo de dos, hundiéndonos lentamente en la inmensidad
del cielo.
Cálidos
crepúsculos, admirable naturaleza, siempre la misma y diferente, maravillosa de
belleza, renovada constantemente que nos sumerge en oleadas de pasión frente al
sol anunciando su poniente bajo la celeste amplitud.
Estos
momentos imborrables son fuente de inspiración de poemas de amor y manantial de
ritmos y cantos y los versos como tesoros escondidos surgen en estas tardes de
escarlata.
Cálidos
crepúsculos, denme a beber la poesía en el raudal de meditaciones sin fin como
salmos que desbordan cielos y tierras.
El
himno al amor todo lo ennoblece, todo se agranda a sus clamores, el firmamento
resplandece, la tierra se cuaja de flores.
Cálidos
crepúsculos, hay en su grandeza, ternura que fulgura, armonía que se potencia
en segundos apenas y los versos vuelan con las aves, los rumores de los ríos.
Es
la hora del amor, retornan a los nidos, las leves golondrinas, sus alas son dos
mimos flotantes en el viento, los bosques se adormecen y velan las colinas, es
el momento del recogimiento y del silencio profundo surcado por suspiros
apasionados.
Poco
a poco, puéblense de sombras el ambiente y levántanse del fondo de nuestras
almas los sagrados sones de nuestro amor descendiendo por diáfanas escalas a
nuestros cuerpos temblorosos de pasión.
Cálidos
crepúsculos, como música con ritmos sin fin, son instantes que la ilusión guía,
la tarde apaga sus colores y los astros encienden sus lumbreras, nuestros
corazones palpitan y vibran al unísono en un total arrobamiento de confidencias
y secretos íntimos.
Parece
que flotamos en una suave cadencia entre el cielo y el mar, nuestros pies no
son pies, son alas de aves, bajo el fanal errante de la luna que despacio
asciende con su áurea luz, espectral y hermosa, dilatando el paisaje que nos
protege, nos cobija como un temblor de encaje.
Luna
que comienza a alumbrar nuestro camino, vago y blanquecino hacia nuestro nido
cálido y embriagador de dichas supremas.
Cálidos
crepúsculos, luces que el cielo envía como poesía ardiente en el atardecer
nostálgico, conduciéndonos entre bellezas de luces al encuentro de nuestros
cuerpos que se buscan con ardor y entrelazan entre hilos de ternura,
contemplando absortos la imagen del cielo unida a la forma de la Tierra.
Soledad de a dos
Soledad
de a dos, aislamiento de dos almas que estuvieron unidas en el ayer lejano,
ahora en un desamparo triste y melancólico, lloran llantos de tempestades.
En
noches solitarias, en el pasado, unidos formaban un solo ser, de a dos, unidos
por lazos que parecían indisolubles pero el tiempo los fue diluyendo en la
nada, quedando los espíritus en un total desamparo y de sombras se anegaron, de
tristezas y penas.
Soledad
de a dos, el tedio pesa y el silencio flota, despertándose dolores y hondas
congojas que parecen eternas como la flor desprovista de perfumes, ya que es la
que más prolonga su existencia.
Soledad
de a dos, sólo subsiste proyectos, proyectos arrumbados y corazones envejecidos
y mustios.
Lenguaje
de congojas que en las heridas de los pechos mora, escondido en lugares
secretísimos que descienden a lo hondo de las almas.
Y
entre las sombras voces se escuchan, leves, tenues, que dicen: ¿seguir?, ¡si no
se llega!
Ya
que seguir es luchar, ¡qué inútil lucha!
Ya
nunca más existirán los besos, aquellos dulces y tiernos en las frentes, en las
manos, en los cuerpos, aún sin ser tocados, se dormirá profundamente ese mago
azul de la mentira.
Soledad
de a dos, ¿qué persiste de todos los lirismos cultivados en esta hoy claridad
abrumadora, sólo frialdad de sentimientos, aislamiento extraño entre dos seres
que siguen juntos, entrelazados en la red de inercia del vencido y acabado
amor.
Soledad
de a dos, el ensueño y la melancolía, encienden los sueños donde la lucha
diaria y ardua agrandan la existencia para sobrevivir juntos en un temblor de
anhelos no cumplidos y esperanzas truncas.
Entre
ambos se alza la copa de la amargura, una antorcha incierta de una luna yerta,
errabunda y muerta, sólo existe una luz exangüe que devana como en un telar de
encuentros y desencuentros la tristeza humana.
Soledad
de a dos, que en una perenne inquietud encierra el deseo total de ser soledad
de a uno para llegar al interior consigo mismo donde mora la felicidad del
alma.
Soledad
de a dos, luz agonizante, que busca sin poder encontrar el sentido del existir
en esta vida del ahora, llegando a contemplar como en un espejo sin luz la
tragedia de ser tan sólo uno sin estar frente al otro.
Y
es de esperar en vano empeño en un intangible ensueño viviendo sólo en la bruma
que en una falsa ilusión se crea para continuar en un mañana sin futuro.
Todo está escrito
Todo
está escrito entre los dos, con palabras de luz en nuestro destino.
No
podemos desoír su voz ni su llamada pues el amor es suave lluvia de oro cayendo
en la floresta de las almas.
Aún
la melancolía en el amor nos convierte a los seres en poetas, surgiendo las más
hermosas y sentidas melodías que se derraman por nuestros cuerpos como el río
desborda sus almas en el mar, dejándonos arrastrar por la corriente de la
pasión.
Todo
está escrito, en los cielos abiertos van trazando los pájaros códigos de
vuelos, las estrellas se leen con largas lentes claras que descifran el
misterio de la vida, de enigmas alejados.
Las
tierras más remotas con colores azules, verdes, rosas, entregan sus secretos en
los mapas.
Y
el pasado se ve tenuemente tan escrito en los ojos, en tus ojos, que son elegía
o cántico que brotan desde un arco iris en el cielo.
Todo
está escrito, tu nombre no se lee donde se lee, está en mi corazón enamorado y
contigo la Tierra es el cielo del cielo y entre tus brazos no se sabe de qué
profundidad viene el amor, lejana, sí de honduras de cielos o entrañas de la
Tierra.
Todo
está escrito, porque hemos pasado por la senda estrecha en los grandes zarzales
de la vida, sin hacernos ni una herida ni sentir dolor ni pena.
Todo
está escrito y cuánto más te acercas te siento despacito recorrer mi alma y
entre árboles llenos de nidos va un raudal lleno de rumores dormidos en lechos
de algas y de flores.
Y
sobre la sombra nocturna del éter en la inmensidad la Luna, triste y taciturna,
vaga en plena soledad, mientras nosotros nos acunamos entre abrazos tiernos y
dulces besos.
Todo
está escrito, los dos nos comunicamos en un abrazo sutil cuando los cristales
duplican el blanco disco de marfil.
Todo
está escrito, el tiempo río que huye y puede acontecer que cuando queramos
proseguir, perdidos nos hallemos en las sombras de un remoto ayer.
Todo
está escrito y un tropel de versos nos envuelven, son los versos que se agitan
y rápidos se dispersan como musicales flechas, van en busca de las hojas, van
para no volver a lugares misteriosos, sí
para volcarse en ellas.
Todo
está escrito, seguimos un ideal que no se alcanza pero al fin, con toral
esperanza, creemos que en un flotar suave, surgen, plenas de amor nuestras
quimeras.