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miércoles, 2 de enero de 2013

Auroras níveas


Llegamos juntos a la luz y así cuando te ardiste en otra vida, en ese llamear tu luz nació, la cegadora luz áurea que te rodea cuando mis ojos son los que te miran, somos la luz de dos.
Puedo adivinar tus anhelos y fundirnos en un solo sentimiento, puedo acompañar tu caminar y a la orilla de ese mar de vida podemos, enlazados hacer surgir algo más que silencio.
Yo también pienso en ti cuando te sueño y robo al tiempo todas mis edades para poblar mis íntimas moradas.
Quiero siempre huir pero en auroras albas las sendas interiores de mi alma me hacen ser invisible cuando me hieren, me interno y me hago no visible muy dentro de mí, no sobre verdes caminos, ni espumas de mar.
Cierro la puerta de mi alma a antiguas tristezas y en ese refugio inagotable de placer me busco, me encuentro, me armo otra vez de valor, buscando la verdad que hay en ti y me permito amarte y así encontrar mi verdad escondida en esos ojos que sugieren amor.
Y tomados de las manos recorrer este universo juntos sin líneas divisorias entre esta vida y la otra.
Viviremos el camino juntos, sin secretos, sin procelosas verdades, con límpidos cenitales y crepúsculos todos, nos miraremos para amarnos por siempre.
Nuestro anhelado futuro tiene la forma exacta de una huella de dos…

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