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martes, 8 de enero de 2013

Soy mujer



Soy mujer, vulnerable, sensible, que oculta y dormida me escondí del amor por un tiempo muy largo, días, tal vez años, con temores ocultos a ser lastimada y herida.
Soy mujer y ahora soy libre como el viento, para amar, para soñar, para elevarme hasta el cielo si quisiera porque nadie decide mis sentimientos, nadie le pone alto a mis devaneos.
Amo el amor y canto mis palabras dulces que como desafiantes jinetes del aire se vuelcan en páginas de colores como prosas de amor inventando nuevos mundos desde las frases tiernas y llevando a las alturas como aves peregrinas las lágrimas que se van con ellas.
Soy mujer, me invento en la cumbre adivinada entre árboles retorcidos buscando el retorno de la sonrisa.
Sigo las huellas de mis pasos en soledades mías, muy mías, quiero estar allí contigo pero tengo miedo de amar y debo estar acá.
El amor nunca perdona a quienes saben amar. Se cobra su tributo, le pago sin demora, con el dolor de la distancia, antes… y ahora.
Soy mujer y desde lejos te miro con mis ojos cenicientos de cristal y me duele muy dentro.
Soy mujer y no quiero encontrarte ahora que soy libre, me ahogarías, me arrancarías el aliento en cada abrazo, me desarmarías el alma en cada beso.
Nos uniríamos en el fino aliento de la aurora, entre claridades que perforarían nubes y volaríamos entre frondas salvajes, sintiéndonos juntos, muy juntos.
Soy mujer que en este hoy clama por ser amada y desea que hagas allí, en tu corazón, una imagen viva y radiante, feliz y colmada en arrullos de amor que despacito iría hacia ti, entre besos de pasión y deseo.
Soy mujer y a pesar de que el amor me llevará a sufrir quiero en este instante que nuestros ojos, en el fuego de la tarde nos lleven a
vivir con alegrías plenas, bajo cinceles embebidos de nuestro sentir noble y puro.
Soy mujer poeta, soy la flor que deshoja cada amanecer, llevo conmigo todos los aromas, la dulzura de la miel, el calor en una noche de amor, mi sueño eterno, mi leyenda de otoño en serenata.
Soy mujer que ama más allá del tiempo y la distancia que te busca en los días de tormenta, en la placidez del agua que en mi piel revolotea al sentirte mío para siempre sin angustias ni pesares.

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