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martes, 1 de enero de 2013

Habitas mi morada


Estás aquí intangible e ingrávido, habitas mi morada interior, como el refugio, tu nido precario pero cálido.
Aquí, los muros de mi alma guardan secretos inconfesables, misterios expectantes, pero profundos para defenderte de los vientos que inclinan la vida.
Habitas mi morada, mi Yo interior, donde la paz reina por doquier y el manantial de la dicha que emana en el jardín de mi alma te reconfortará de todo el dolor del ayer.
Bajo la sombra de mi morada el amor iluminará los días y las noches.
Habitas mi morada, mi espíritu todo, la soledad es ahora compartida y flotando alto, muy alto, las sonrisas serán nubes que volarán hasta el cielo infinito.
Habitas mi morada y entre sus muros tú y yo apartados del ruido y de las sombras, sin miedos ni dudas quebraremos el umbral con la paz de nuestras almas.
En este lar interior, muy nuestro, soñaremos con bosques floridos y nos dejaremos ir a las cumbres del lucero.
Estás aquí, muy dentro de mi yo, en mi morada que con dulzura y amor hace iluminar el goce de tu mirada.
Ya no más neblinas que envolvían tristemente mi alma, mi corazón ahora descansa en la rama breve de tu pecho, en la esencia de tu ser.
Es tiempo de que juntos suspendidos en la nada, entre versos y romances, cobijemos con ternura el amor que se asomó entre nuestras almas y así con hilos infinitos tejeremos la vida sintiéndonos amados.

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