Desilusión
desgarradora, mi corazón sangra en una corriente continua de dolor y pena. He
sido lastimada, herida sin culpas ni reclamos, sólo por el hecho de encarar la
verdad frente a frente.
Desilusión
desgarradora, los sentimientos se enredan, se mezclan en un torbellino de dudas
y temores.
La
vida nos depara, sin darnos cuenta, pisando a hurtadillas con situaciones
penosas y adoloridas.
¿Cuál
es la razón de esta maraña de iras ajenas en las que estoy sumergida?
Es
un ahogo en el alma, la maldad, la mezquindad, buscan la inocencia, la
credulidad, la ingenuidad, para anidarse energías puras y positivas y así se
sostienen en soledades interminables de las oscuras noches.
Desilusión
desgarradora, ¡qué de pesos inmensos, orbitales, celestiales se apoyan en la
nada de hondos abismos, buscando por doquier la luz que los ilumine y les de
fuerzas para continuar su labor de socavar el bien y el amor.
Me
engañan con ficciones, falsos paraísos flotantes sobre el agua que me ahogan de
pesares infinitos.
Busco
lo verdadero, el amor único y total y no lo puedo hallar, sólo encuentro signos
y simulacros trazados en papeles blancos, verdes, azules que vuelan con el
viento lejos de mí.
Desilusión
desgarradora, me persiguen esas almas atormentadas que vuelven del osario inmenso
de los que no se han muerto porque ya no tienen nada que morirse en la vida.
El
dolor me acompaña como símbolo irrefutable de que existías tú en ese lapso de
instantes de creíble amor pero mientras yo te sienta, tú eras la prueba de
dolor de otros momentos en que no me dolías.
Desilusión
desgarradora, has dejado tan sólo polvo, vagos rastros fugaces, recuerdos
ínfimos en mi alma, rasgada por hendiduras sin sostenes algunos.
Mi
alma, como alas, sosteniéndose sola a fuerza de aleteos desesperados, pesarosos,
a fuerza de no posarse nunca, de tratar de volar llevando por doquier la esperanza de que existe el
amor, ése, el verdadero, el creíble, no en leves mundos frágiles, sí en únicos
y donde se albergan las verdades más profundas.
Desilusión
desgarradora, no quiero pedir apoyo para superarla, ni a los barcos ni al
tiempo.
Quiero
internarme sola en galerías enormes, abriendo en los granos de arena las minas
de llamas o azahares, para hilvanar entretejiendo ese amor dulce que no
desgarra ni hiere.
Y en ese desliz, en estelas, pisando nubes sin
huellas, no mirar más el recuerdo de esas sombras mezquinas y oscuras que ya no
existen más. Mis manos están vacías de ellas igual que mi corazón y mi alma.
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