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martes, 26 de febrero de 2013

Embrujamiento de amor


Embrujamiento de amor, hechizo encantado que encendiendo velas donde el viento sacude mi negra soledad, me lleva a evocar el pétalo de tu sombra que vive en la eternidad.
El silencio me sigue, pienso en tu sonrisa y tu sonrisa está conmigo y sigue clavada por siempre en mis ojos detrás de tu perfume que se negó a partir.
Embrujamiento de amor, la lluvia desgrana el gris de tu mirada, mi angustia se prende de cada gota pordiosera que me regala el recuerdo de tus ojos plomizos y aleteante.
Me fascina lo que tú eres para mí, el fino aliento de la aurora y el abrazo de sentimientos mansos.
Eres el conjuro que en mis días de tormentas la claridad ladina que perfora nubes, la placidez del agua que en mi piel revolotea.
Me seduces, me encantas, me hechizas y toda esa cosquilla que se mueve por mi sangre, te llama y te siente mío para siempre.
Embrujamiento de amor, cabalgando en vientos de perfumes y oro, consumí tus besos de mariposas y miel, tus caricias me ataron a la sombra de tu fuego y en tus palabras enredé mi alma para siempre aunque mi cuerpo te siguió febrilmente por caudales de tiempos perdidos.
Soy tu niña, de la piel de nácar, aún en este otoño mío y acaricio el silencio de tu ausencia, porque desde tu lejanía siento tus caricias venir a mí, febriles y con desatada prisa que en galopes de metal y plata llegan a mi cuerpo nostalgioso y anheloso de tenerte entre mis brazos, donde bulle mi amor pleno.
Embrujamiento de amor, con la fuerza vital de la Tierra, me interno en mí misma, salvaje y primitiva para lamer mis heridas y renacer bajo la lluvia, soy quien soy y sé que soy un alma tejiendo amor.
¿Quién me ama más que tú?
Con un hechizo de callado empuje se te sintió venir desde soterrados soñadores, lindes de tierra por los cuatro lados, bajar y subir desde tinieblas seculares a luces que como miraderos de amor se ofrecen a nuestras almas de antes.
Embrujamiento de amor, toda canción está impregnada de él, esperando que tú sepas como sentirlo, amanece en el papel, dejado por el viento y en una blancura indecisa, va directo hacia tu trémula espera y acercándose va como goces que llaman, suenan, como no estrenadas.

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