Fuiste
tú, me dejaste en el mundo irreal de la poesía, mundo mágico donde estoy sola,
en otra dimensión, viviendo momentos únicos conmigo misma.
Mis
prosas poéticas de amor, son paradisíacas, tiernas, dulces, a veces severas,
duras, despiadadas, adoloridas y ¿cuál es la razón que me insta a estar jugando
con las palabras, saboreándolas, deleitándome con ellas? ¿Es que existe una
razón verdadera? No, es irreal, es del otro mundo, de otros cielos, de otros
horizontes y vienen despacio, sin apuro, sin prisas a buscarme y a llevarme a
lugares lejanos y secretos.
Fuiste
tú… mi inspiración, mi númen, mi amor consagrado hasta el último anhelo de mi
alma.
Me
haces vivir en nostálgicos y melancólicos suspiros que desde mi mundo interior
surgen aún más allá de la nada, del no existir en esta realidad sin amor
verdadero.
Fuiste
tú… me transformaste, soy y seré un ser diferente desde el instante en que
apareciste en mi vida, me enamoré del AMOR, me diste el todo que siento que soy
hoy.
Entre
metáforas, sílabas, letras, frases, sinónimos, mi mente se va sola con ellas a
danzar, a disfrutar de la música, a amar la vida con total intensidad y sin
saber por qué con prisas, prioridades inusitadas quieren ir a las páginas en
blanco, corren, se entrecruzan, se vuelcan perdidas sin saber qué expresar, si
es el amor el intenso o el tranquilo dulzor de caricias no sentidas.
Se
van enhebradas en letras tejidas con encajes de fulgores brillantes, opacos,
refulgentes a recorrer el orbe en mantos de amor para envolver en redes las
almas necesitadas de sentimientos puros, inocentes y vírgenes.
Fuiste
tú… cambiaste mi entorno, mi sensibilidad más honda, más sentida me elevó a
bordes abismales de remotos tiempos, de ayeres y de presentes inesperados con
profundos deseos de amar y ser amado.
Fuiste
tú… la que despertaste mis ansias, mis angustias, mis puros deseos de volar sin
alas, lejos, muy lejos, a cielos azules entre nubes áureas como campos de
algodón, buscando el don de la esperanza, el deseo de vivir volcando mi sentir
en trozos minúsculos de papel o en hojas apergaminadas o en caminos de arena
donde se borran con la espuma del amor.
Fuiste
tú… me diste la vida, esta vida mía que me hace amar por sendas sin fin,
derramando como pétalos de jazmines sentimientos hondos, sinceros, únicos,
transferibles de un alma a otra, tendiendo mis anhelados puentes donde la vida
renace y el ser humano se une entrelazando dedos, manos, brazos, mentes para
limpiar nuestro planeta de oscuros y misteriosos sentimientos malvados y
mezquinos.
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