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viernes, 15 de febrero de 2013

Hoy tú no estás


Hoy tú no estás, en mi presente no te veo y mi corazón se estruja, la sangre palpita despacito y por mis mejillas caen las lágrimas que nacen de mi alma dolorida.
Me paro en el recuerdo para poder hablarte y me descubro andando caminos ya recorridos, momentos que vivimos, irrepetibles horas que no fueron eternas y se llevó la aurora.
Hoy tú no estás, es una espera larga y el pasado sin tiempo se escurre entre las manos dejándome de nuevo con mi dolor a solas, un eco de palabras y tus ojos que me acarician el alma como vuelo de alondras.
Hoy tú no estás con paciencia, calma, con el viento te seguiré buscando en las hojas del jazmín, entre las olas del mar, en las canciones, en las esquinas, en los pliegues de mi piel, en el silencio que me mata.
Hoy tú no estás y la espera en mi alma es tuya, en el sabor de tu deseo, en mis lágrimas que ansían encontrarte en poemas olvidados.
Hoy cansada te seguiré buscando atenta, expectante, anhelante en mis sueños de hoy, mañana, mi amor de nuevo esperaré tu presencia a mi lado y pensaré que susurras en mis oídos diciéndome que me amas.
Te busco y siempre tú apareces, miradas, suspiros… ¡ay amor de mil amores, amarte será una profecía!
Y guardaré este amor muy secretamente porque buscarte será siempre tenerte muy cerca de mí.
Hoy tú no estás custodiando el hechizo de mis sueños y entre el follaje de tu prado y en el fresco temblor de su rocío, creo verte y mis ansias se colman de alegría y repaso la ciudad, exploro el río e indago por el mar por mí cantado.
Hoy tú no estás en el verde levantado del árbol dónde pierdo mi albedrío, ni en el viento caliente del estío, ni en la orilla del mar enamorado.
Hoy tú no estás y la espera es larga y sombría pero con el ruido de mi aliento te seguiré pensando en mi silencio, mis pupilas se encenderán temblando y mis labios en una llama angustiante y quejumbrosa te seguirán llamando.
Iré por tibios rincones, abriré mis puertas para que el sol te ilumine y te indique el camino hacia mi querer.
Hoy tú no estás, te esperé con ansias en mi larga noche, inmóvil contemplé las estrellas, grité con fuerza tu nombre y sólo una luz azul bañó mi rostro.

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