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martes, 5 de febrero de 2013

Llegaste sin aviso


Llegaste sin aviso, lentamente, en secreto, despacio, poco a poco saliste de la oscura noche en un milagro misterioso. Te esperaba ansiosa, anhelante desde el tiempo del ayer, no creía en tu llegada, no te esperaba, vivía tan solo en una memoria lejana del amor sin tiempo ni recuerdos.
Llegaste sin aviso, como corre el río sinuoso en ondas oscilantes, entre calmas de manglares, entre orillas sin principios ni fin que se nos acercan misteriosas e insinuantes.
Entre estrofas amantes surgen las letras, las palabras dulces y acariciantes para ti, mi amado amante.
Llegaste sin avisar, cantando con dulce cadencia el yarumi, poema eco poesía como elogio a la naturaleza.
Yarumi, planta que nace después de la quema del suelo, como enviada de la naturaleza para recuperar al hombre puro contra la insolencia y la ignorancia que destruye todo a su paso.
Llegaste sin avisar, y me dijiste que el amor es el secreto de los siglos en receso que va dibujando su invisible rocío cósmico en los atardeceres temporales del espíritu y tus palabras con sonrisas abrazaron nuestros mundos profundos y luminosos.
Llegaste sin avisar, limpiando mis tristezas, te llevaste mis llantos, fuiste alegría junto a tus palabras con sonrisas, trayendo de a poco la vida con colores brillantes y límpidos.
Nuestro amor es como un anochecer y un despertar junto a ti impregnando nuestra piel con la suave y cálida brisa de un nuevo día
Llegaste sin avisar, haciéndome un hueco en la inminente llegada de la luz, soy voz al fin, hermosa y afinada, pura y descansada pudiendo confundir mi mirada con mil estrellas fugaces, tocando una eterna melodía inolvidable, salvándome del olvido.

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