Me
extrañas sin conocerme, sólo nuestras palabras nos unen, palabras viejas como
el mundo que se llenan de alas y campanas y suenan nuevas, nuevas por completo
porque han sido pulidas y lustradas por la ternura, la dicha de habernos
encontrado en un instante especial y único que nos cubre, que nos rebasa, que
nos estremece.
Me
extrañas, dulces palabras que se vuelven únicas como por milagro y nos dejan
suspendidos en un momento de felicidad.
Tú y yo,
desde la distancia somos pobladores de la maravilla de extrañarnos sin habernos
visto nunca, ¿te das cuenta?.
Somos una
canción, dos aves en vuelo, dos estrellas de una constelación de amor.
Ya nunca
seremos dos extraños, porque tanto tú como yo tenemos en nuestras almas
nuestros nombres unidos por una invisible cadena ¡qué milagro!.
Tú no
sabes, solitario sacramento del nombrar que cuando te nombro, te pienso y el
todo que nos separa nos acerca.
Me
extrañas porque somos un amanecer, la llegada del sol y del verano en una
lluviosa tarde.
Me extrañas
y más me extrañarás cuando tus manos se posen en las mías y tu beso encienda
esta cabeza mía que caerá como un fruto dorado sobre tu pecho.
Porque
eso es vivir… ¡vivir es renovarse cada día!, es extrañar sin saber por qué a
alguien que se cruzó raudamente por tu vida sin remotamente esperarlo,
dejándose caer en tu camino, iluminando creo otras luces, generando
expectativas nuevas y curiosas como una gracia un poco endeble pero arrobadora
como una flor nueva.
Me
extrañas, ser que entiende, comprende, siente, en mis prosas de amor lo que
éstas guardan: temblores, ansiedades, emociones, ese perfecto deseo de amar y
ser amada, de esa realidad de amor que nos hace inmensamente felices y
volátiles, levitando ambos en ese otro espacio donde sólo tú y yo lo recorremos.
Me
extrañas, hablamos y nuestras voces se unen, se suspenden en el aire como para
volar.
Que
extraño lo nuestro… cada vez que hablamos parece que algo profundo nos acerca,
algo con magia, duendes, hadas que nos entrelazan con hilos intangibles que no
se desatarán nunca más.
Me
extrañas, te extraño y la espera de encontrarnos se hace larga, quiero
compartir contigo sueños, penas, alegrías, canciones, música.
Ser los
dos la savia de un árbol, las alas del alma, el color del agua, las estrellas
en el fondo de los ojos, la locura en el pensamiento, el calor de la piel.
Dejar que
el amor nos inunde sin miedos y sin temores.
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