Pasiones
encontradas, ocultas en secretísimos rincones de mi alma, confundiéndolas con
palabras de amor no dichas, con anhelos de ilusiones y sueños remontándose a
las nubes altas sin soledades ni llantos.
Tú, mi
nuevo amor, desde la colina del nardo, irradias el fulgor que seca la fuente de
la tristeza y de las lágrimas.
Pasiones
encontradas que como nardos juveniles guardan en mi entraña los bálsamos y la
secreta lumbre que de mi pecho palpitante lleva las blancuras de un astro.
Pasiones
encontradas, vienen hacia mí y me aturden por un momento con su interno
bullicio y sus ideas locas, dejándome ilusiones fulgurantes que embellecen todo
lo que tocan.
Me llevas
a carismas divinos de auroras y cantos, de nubes nacaradas y gentiles, de
arrullos de calandrias, de ternuras suaves y níveas donde el gozo se hace puro
y eterno.
Los
ángeles dueños de la flor del alba nos guían y protegen en nuestro mundo irreal
y mágico, donde juega la brisa y hay rumores de música de alas y goces en
nuestras miradas.
Pasiones
encontradas, nuestras sombras se rompen y se aclaran, sonríen y tiemblan de
risa las lágrimas que enjugaste con tu labios, son como un hálito que reflejan
nuestras almas.
¡Ven
hacia mí y atúrdeme un momento! ¡Déjame estar en tus bazos!
La
ilusión que en tus juegos te acompaño es un cuento de hermosura extraña.
Pasiones
encontradas, que nos llevan a caminar al azar sin rumbo cierto.
Mi
corazón descansa ahora en la rama suave de pecho y aunque muera sé que vivo en
los claveles futuros de tu cuerpo.
Pasiones
encontradas, que esta noche descansan, como centinelas eternos que guardan mis
secretos en una túnica de lentos deseos contando las glorias de este amor
sincero, pleno de grandes momentos, de verdades dichas.
Y río y
canto con tu cuerpo donde la luz tímidamente se asoma bajando la luna en tus
brazos y acunándome con sentimientos nobles.
¡Cuánto
perfumes de árboles se derraman por tus brazos!
Amor
perdido entre bambúes incipientes, ¿cómo encontrarlo cantando?, con galas de
volcán al sol radiante en el aire y en los sones en que arden las cañas,
asomando a tus ojos el amor que por mi sientes.
Pasiones encontradas, sublimes y majestuosas, con
libertades mudas y silencios virtuosos que nos unen en un apretado abrazo que
nos funde en cuerpo y alma.
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