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martes, 26 de febrero de 2013

Perdida en caminos oscuros



Perdida en caminos oscuros, misteriosos, secretísimos, plenos de honduras, sin luces, me encuentro en estos instantes como profeta de mis fines, no dudando del mundo que pintó mi fantasía en los grandes desiertos invisibles.
Perdida estoy, reconcentrada y penetrante, sola, muda, predestinada, esclarecida, en un aislamiento profundo.
Mi hondo centro, mi sueño errante y soledad hundida se dilatan por lo no inexistente hasta que vacilo cuando la duda oscurece por dentro mi ceguera.
Perdida en caminos oscuros, un tacto sombrío entre mi ser y el mundo, entre las dos tinieblas define una ignorada juventud ardiente.
Estoy buscándote, quiero encontrarte en la noche, estoy perdida sin ti.
Allí, en la lejanía, más allá de las palabras, de los sentidos y las ideas, en el territorio oculto de tiempos escurridizos, perdida grito tu nombre, te imploro con una voz tierna y apasionada. ¡Búscame! ¡Atrápame! Y agitando melodías de fuegos en las manos del arco iris correré libre hacia la luz dejando de habitar las sombras.
Perdida en caminos oscuros, quiero encontrar el resquicio para llegar al terreno donde el amor sueña libre en su soledad y las cruces desnudas diluyen su lenguaje de espumas recibiendo la sencilla vibración de los corazones puros.
Me alejo cruzando mil huellas oscuras, pasando el horizonte envejecido, mirando en el fondo de los sueños la estrella que palpita.
Me alejo, sí, buscando el camino iluminado, dejando atrás los caminos oscuros, llevando en mis manos aquel cielo nativo con un sol gastado.
Quiero llegar al lugar donde el amor cae en cataratas silentes, día a día por las curvas sencillas del viento desplazando su caudal de perfumes en el tiempo sin más ilusiones que el buscar el acento claro de la paz.
Perdida en caminos oscuros, huyo presuroso para hallar mis palabras que se las llevó el viento, leves y vaporosas, como las huellas de las gaviotas en las playas.
Todo en mi vida es un presentimiento, soy como hoja media desprendida que ya la agita sin llegar el viento, una hoja perdida, temblorosa y conmovida.
Clara imagen pura de mi búsqueda sin fin de encontrarte para amarnos y entregarnos para siempre en el éxtasis de una unión secreta, nuestra, sólo nuestra.
Perdida en caminos oscuros, voy labrando sin tregua ni senderos a la luz, hacia ti, para abrazar con mi cuerpo de luna el templo de oro de tu alma tranquila.
Vayamos juntos a la luz del día, ésta, no es aquella de ayer ni la que alumbrará mañana.
Búscame en mis caminos oscuros y en volandas, únete conmigo en el horizonte sin fin.

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