Páginas

viernes, 22 de marzo de 2013

Embriágame con tu mirada


Embriágame con tu mirada, dame la fascinación de reflejarme en tus ojos de miel, necesito tus palabras de amor. ¡Ámame!
Sólo se necesitan miradas, caricias, suspiros para que las emociones se eleven hasta horizontes lejanos y el amor nos conduzca como dos seres únicos que vuelan al orbe infinito.
Embriágame con tu mirada, llévame al mundo que por doquier lucen los verdes, los rojos, los azules y el aire revolotea tibio, alegre, donde renace la vida clamando amor y temblando de emociones, a alas tendidas, reclamando un sitio para reposar y anidar, amor de ojos, de bocas, de manos, de alas y de vuelos.
Embriágame con tu mirada, enfrentemos juntos la naturaleza y la vida, las promesas y la realidad.
Llévame bajo tus alas, detrás del perfume de algún cielo y que esta felicidad soñada me acune temblando de emoción por tu mirada tierna y apasionada.
Embriágame con tu mirada, que como cegadora luz que nos rodea mis ojos son los que te miran para saber quienes éramos tú y yo: la luz de dos.
De dos, porque mis ojos embriagados por los tuyos sólo pueden verte a ti.
Ni recuerdos nos unen, ni promesas, lo que nos enlaza sólo entre dos, únicos dos, tú para que yo te mire y yo mirándote vivir podamos ver esa luz.
Que nuestro amor se encuentre en un lecho de rosas, sin heridas ni sufrimientos, ni dolores y si aparece la pena, sólo lo haga con aroma a conquista, un olor a gloria.
Embriágame con tu mirada, déjame sentir la paz en tu interior, manos llenas de amor, riqueza en tus letras cuando se oyen en el aire, aire que fluye llegando a mis oídos como notas tocadas en un piano que se sienten en el alma colmada de paz y amor, felicidad y alegría cada vez que en mis ojos tu mirada se aposenta.
Embriágame con tu mirada y como una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío.
Vida, mi vida, déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo y en un canto arrepentido vigía detrás de mis poemas, mirarme en tus ojos, sin miedos, para hacer de mí la ofrenda, el ramo que el viento abandona en el umbral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario