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sábado, 9 de marzo de 2013

Encuentro inesperado


Encuentro inesperado, fortuito, sin esperanzas de que el amor único fuera el que se acercaba, acechaba, con ímpetus de pasión y deseo.
Mi alma se sintió acongojada, mi mente colmada de pensamientos incoherentes y confusos.
¿Qué sucedió en mi vida que el amor, el sentido, se fue y aparece otro, no deseado, no esperado?
¿Por qué amor no esperado, llegas sin avisar, sin decir nada, como ladrón por la noche, con tan sólo ansias desesperadas de estar junto a mí con promesas de hacer feliz a quien no puede impedir que entres?
Encuentro inesperado, llegas arrasando con todos los sentimientos que están a tu lado para después irte y dejar vacío mi corazón, tristeza en mi vida, gris y sin ilusiones.
No quiero más que llegues a tocar ni un dedo de mi cuerpo, ni a respirar a mi lado, ni a sentir el palpitar de mi sangre corriendo por mi cuerpo.
Tú no eres ni serás la luz de mi oscuridad, a pesar de tu tenacidad y paciencia por serlo.
Encuentro inesperado, no deseado, te quiero lejos de mí, muy lejos, que las distancias se muevan como alas batientes, por detrás de mí, llevándote al horizonte de tu vida, sin mí.
Vete moviéndote con el viento en su susurrar, sosegado, a montes que su verdor, sangra en el río.
Encuentro inesperado, con el hombre que alguna vez formó parte de mi vida pero que un día cualquiera, como todos los amantes abandonaron el sentimiento, se dijeron adiós.
Él encontró su camino, yo encontré un nuevo sentido a mi manera de construir mi sendero.
No hubo propuesta ni un acuerdo, todo se entregó a la nada, a lo inconcluso, sin palabras, uno marcó una ruta, yo hablé con un suspiro.
¿Por qué regresaste a mi vida?
No quiero que ni roces mi cuerpo, ni me mires a los ojos, mi amor por ti se acabó, sólo dejaste un zumbido en mi alma, palabras sin prefijos, vocablos inentendibles, una dicción no percibida.
No regreses más, vete más allá de la lejanía, sin distancia, que desaparezca mi nombre recogido de tu boca que antes era el color en la música del viento.
Encuentro inesperado, con sabor insípido y roces furtivos como dagas en mi pecho.
Necesito salir corriendo, agitada, sudada en frío, huyendo de ti, el que me hizo sufrir, desgarrando mi corazón.
Voy hacia el camino a una libertad madura, con sabor a un amor de mariposas frescas, hacia la luz, a saborear la paz en espera del verdadero amor.

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