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miércoles, 17 de abril de 2013

Lejanía distante


Lejanía distante, un lugar sin ausencias, en el confín del mundo donde estamos tú y yo juntos aún en lontananza porque el amor hace temblar el alma al sentirlo llegar.
Cubramos el trecho que nos separa con el pensamiento preciso y claro, separando una por una las costumbres, los hábitos, hasta quedarnos vacantes, sueltos, desnudos.
Lejanía distante, el amor aún en la distancia más allá de las palabras, de los sentidos, de las ideas, en el territorio oculto de tiempos escurridizos, su piel de mares infinitos acuna la fuerza de las esperanzas y agita su melodía de fuegos en las manos del arco iris.
Lejanía distante, el horizonte se acerca, allí habitan las sombras corriendo libres por la luz.
El amor cae en cataratas silentes día a día por las curvas sencillas del viento, desplazando su caudal de perfumes en el tiempo.
Lejanía distante, perecedera la fin, se acortan los caminos, los trayectos se abren en arcos imprevistos y el amor como el secreto de los siglos en receso, va dibujando su invisible rocío cósmico en los atardeceres temporales del espíritu y abraza en silencio nuestros mundos profundos y luminosos.
Lejanía distante, nos acercamos trecho a trecho, nos percibimos en los huecos del alejamiento entre auroras donde la luz se hace despacio en el camino de lo diáfano y puro.
¡Revelación! ¡La distancia no es distancia! la luz traduce incógnitas lejanías a gozos inmediatos.
Somos prisioneros de cascadas de sonrisas, tu nombre llueve en mi piel como una cadena de flores.
Sólo tú a mi lado suspendes con tu voz mis suspiros y en nuestro suave tiempo imaginario rumorean corazones de agua.
Lejanía distante, separación que en su camino de sombras, galopa raudamente en nuestra transparencia de sueño para encontrarnos y amarnos sin límites ni cadenas, sin reservas y sin obstáculos, sin esperas ni condiciones en la profundidad insondable del océano, con la claridad del Sol en las montañas, con la fuerza suprema de vientos huracanados.
Lejanía distante que sólo el amor nos une y nos lleva hacia la dicha divina del vivir amando ¡Milagro! ¡Ya estamos juntos en el mismo camino, ya sentí tu beso sobre mi alma!

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