Aguardo,
desfalleciente y agónica, no deseo sentir que el espacio donde tú estarías
conmigo vacío se halla en una nada.
Mis
sentimientos de amor alzan vuelo buscándote, pero tú no estás y no deseo que mi
alma se abrume de dolor.
Aguardo,
debe ser un ahora, un ya, exclamando con ardor apasionado entre sueños donde tú
me buscas y nos amamos con tal intensidad que el mundo real tiembla, se
estremece con nuestro calor pleno de luz.
Aguardo,
me desespero y siento el murmullo que viene de noche a llamar a los cristales
de mi ventana y pienso que es el viento galopante en las soledades que me
abruman.
La
espera, me lleva a un orbe de ingratitud y de nostalgia pero gracias a los
sueños es posible encontrarte en tu lejano estar. Te imagino pensando en mí.
El
amor está muy lejos, no sé dónde, entre las nubes, el Sol, la Luna, pero lo
importante es que lo sienta dentro de mí, dentro de ti, entre los árboles, en
medio de la hierba y de las flores.
La
certeza de su presencia me hace feliz, por eso esta añoranza por ti me hace
vivir con la esperanza de estar enlazada en tus brazos, soñando juntos, ya que
el amor es la fuerza de la vida.
Aguardo,
para que la desesperación de que no te acercas deje que sueñe con el corazón
libre para volar, los sueños son la ventana de mi alma que me llevan a la
pureza de mi pensamiento que vuela hacia ti.
Es
un hilo larguísimo que ha atravesado desiertos, oasis, grutas, abismos
interminables, siempre soñando que estamos juntos tú y yo.
La
espera se hace larga, me estruja el corazón, sólo pienso y sueño en nuestro
encuentro tan deseado.
Vivo
cada instante en una soledad conmigo misma y porque los sueños llegan en
silencio y no sé su origen, vagan como nubes solitarias, unas veces son claros,
luminosos y llenan el corazón de felicidad, mientras que otros son oscuros,
amenazadores y perturbadores y me hacen pensar que no te encontraré mi amor.
Aguardo,
debo alimentarme de la esperanza de que nos uniremos en cuerpo y alma como los
árboles que siempre dan sus frutos a pesar de las variaciones de las
estaciones.
Mientras
te espero debo buscar en el mapa de mi alma donde figuran las bahías de la
sabiduría, el mar de la abundancia, el océano de la paz, los desiertos áridos y
valles y prados plenos de luz, sé que me hallarás dejándote llevar por el flujo
de las ideas olvidando dudas y temores.
Te
añoro, vendrás hacía mí con amor.
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