Ánforas
de fuego, cántaro de amor que impregnas en mis venas por mis poros, la pasión y
el deseo.
Que
no entre ni el soplo del viento en el ajeno silencio que pueda apagar este
fuego en chispas doradas que vuelen al espacio en centellas de amor.
Ánforas
de fuego, cuenco de recuerdos ardientes ya que la llama del amor nunca debe
extinguirse.
Voluptuoso
sentimiento que nos arrebatan a caricias incontrolables, de profundos gozos.
Ánforas
de fuego, entre gritos y gemidos la pasión incontrolable nos inunda, apareció
en mi interior un fuego que me abraza, una locura de amor inconfesable.
Deseo
sentir tus brazos protegiéndome y sentir como tu corazón late.
Solos
en ese instante las manos se encuentran, se entrelazan juguetonas, juegas con
picardías y se aprietan con fuerza.
Ha
aparecido en mi interior un fuego que no se extingue, que crece a cada segundo
y se hace más fuerte.
Ánforas
de fuego, me llevan a mis cándidos papeles a posar el verso que del vacío se
salve con la esperanza de ser tan sólo fábula, sí en poemas níveos, que se
posan suavemente en papeles en blanco.
Fuego
de amor, que trasunta la piel y hace aparecer en mi interior un fuego que no se
extingue, que crece a cada segundo y se hace más fuerte.
Ánforas
de fuego, colmadas de caricias suaves, tenues, leves, que erizan mi piel y
hacen palpitar mi corazón con latidos fuertes y galopantes.
Tus
manos suaves me hacen sentir querida, mimada y me adormezco en tu pecho
sintiendo vibrar el amor que nace entre los dos, amor clamoroso, vibrante.
Amor
sin límites, entrega total, tú y yo, yo y tú y a la vez, sólo uno, fundiéndonos
en una llama inextinguible como un antorcha que nunca se apaga.
Aticemos
el fuego de nuestro amor para que no se apague nunca, con nuestros cuerpos
unidos, brazos entrelazados, espíritus colmados de pasiones ardientes.
Ánforas
de fuego, que arda el amor siempre entre nosotros dos, en un fuego que a la vez
sirva de luz y calor y que a ambos nos abrase pero que no nos consuma jamás.
Mi
sino es arder y ardiendo viviré junto a ti, tiemblo de pensar en el aproximado
encuentro de dos amantes que arden y se necesitan mutuamente.
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