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miércoles, 12 de junio de 2013

Ardientes ensueños

Ardientes ensueños, entre deseos y ternuras, juntos en el alma y el cuerpo, nosotros nos amamos bajo la tormenta oscura de palabras no dichas, en el misterio de la mirada, hasta la ira o la melancolía, nos unimos en  un nocturno abandono.
Ardientes ensueños, como dos relámpagos entre el sueño amanecemos atravesando auroras, llegando al horizonte azul donde todo se olvida.
Vivimos tú y yo una secreta existencia donde el deseo nunca se extingue.
Ardientes ensueños, donde el amor impera, rumorea una bandera de rosas, suspendiendo mi voz entre suspiros entrecortados, dulces, leves y profundos.
La transparencia de tus sueños, galopa en mi camino de sombras y me haces prisionera de tus sonrisas y besos.
Tu nombre llueve en mi piel como una cadena de flores y en tu suave tiempo imaginario soy tuya hasta la muerte.
Ardientes ensueños, palpitares únicos, sin límites, iluminados por el Amor, salvándonos de la mediocridad y del tedio.
Nos amamos en nuestros ensueños, sin prejuicios ni condiciones, sin esperas ni reservas, sin egoísmos ni sombras, sin cadenas ni sumisiones.
Ardientes ensueños que nos conducen a la profundidad del océano con la claridad del Sol en las montañas, con la fuerza suprema de vientos huracanados.
Ardientes ensueños que nos llevan a amarnos con la blanca llama de nuestras almas despiertas, con la alegría de cielos infinitos, peregrinando juntos hacia la dicha divina e inmortal.
Te siento cerca de mí, tu canto me atrae hacia ti, más no sé de donde, eres algo que vive más allá de sí mismo, mis ardientes ensueños te envuelven, te acarician y aunque siempre eres nube y horizonte lejano, sientes mis besos sobre tu alma.
Mi camino está sembrado con tu nombre, mi espíritu solitario te sueña en todas las cosas, mi espíritu te busca tras toda emoción.
Ardientes ensueños que abren las puertas de mi vida, que me hacen escribir imaginando libre de confusiones y miedos estrofas, versos que vienen hacia mí sintiendo renacer en mi mente y alma amores ya vividos o por vivir.
Con lazos eternos nos hemos unidos, me arrojo en tus brazos, en tu alma me imprimo, te infundo en mi ser.
¡Las almas que se aman no tienen olvido, no tienen ausencia, no tienen adiós!
Ardientes ensueños, palpitan sus aromas, tiemblan las brisas, los besos cantan como chispas que lanzan astros y flores en vagas notas que el arpa lanza como un gran himno de esperanzas y ansias.

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