Vivir amando
sólo hay que vivir la vida
que te conduce entre alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido como recompensa
de vivir amando.
Mi ser en prosa,
en velocísimo viento
atraviesa la vida en
segundo, minutos, horas,
sin que se caigan o destruyan
todo lo que deseamos.
Nuestros esfuerzos
que cuestan a veces sollozos
a veces risas que como rosas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días en peligros en llamas
al vivirlos con toda intensidad.
Y entre galardones de éxitos,
triunfos, amores milagrosos,
prologamos el hecho máximo de amar
con la pena y el pecho.
Conquistando en afanosas lides,
entre gozos parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción,
que está esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.
Vivir amando,
medalla que merece recibirse,
cada beso perfecto,
aparta el tiempo,
lo echa hacia atrás,
para ensanchar el mundo breve
donde pude besarse todavía.
Va en el llegar,
ni en el hallazgo,
tiene el amor su cima,
es en la resistencia a separarnos
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.
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