Entre tú y mil
mares
se alza en el
aire
nuestro
reencuentro irreal,
mágico,
como un
interminable túnel de amor.
¿Cómo me vas a
explicar
la dicha de
pensar que estamos juntos?,
si no sabemos
cuándo ni cómo,
dónde,
nos veremos
alguna vez
en un instante
mágico.
La distancia nos
idealiza,
nos desdibuja,
nos enaltece,
nos une.
En nuestros
ojos,
visiones,
visiones
y no miradas
nos separan mil
mares,
distancias sin
datos,
ni signos.
No percibíamos
lugares,
colores,
tamaños,
sólo percibíamos
nuestra unión,
fusionada con
esa fuerza
estruendosa
que es el amor.
Tan sorprendida
y anhelante,
estaba yo,
sintiendo,
que mi mirada
en el aire,
al vuelo,
te soñaba
y me soñaba la
tuya.
Palabras
sueltas,
palabras,
deleite en
incoherencias,
no eran nada más
que signos de
cosas,
voces puras,
voces para no
ser olvidadas.
Entre tú y mil
mares,
naciste al son
de mis deseos,
te necesito aún
en la lejanía,
e inquieta la
vigilia de mis ojos
van en busca de
tu imagen
entre los mil
mares
que nos separan.
Naciste al son
de mis deseos,
entre la cima de
los cielos
con la tierra
y el llamado de
tu mente,
se alzaba,
de mi sangre
en este poema.
Entre tú y mil
mares,
las estrellas
brillan
para nosotros
y entre
temblores de ansias
nuestros
incorpóreos cuerpos
se abrazan entre
hálitos
de amor
completo y
total.
Te siento llegar
en mis solares,
entre nubes
altas y calmas,
te conozco por
tu aroma,
tu leve
presencia,
y te proclamo
mi único y
verdadero amor.
Entre tú y mil
mares,
estoy más unida
a tí
que si
estuviéramos juntos.
Vive mi mirada
en tus ojos,
mi inquietud
primera,
recién amanecida
en tus pestañas
cerradas
y poco a poco
se asoman a mi
pecho,
tus sentidos,
y tiembla mi
cuerpo
aunque mil mares
nos separen
porque el
secreto de nombrarte
en silencio,
me da amor y vida.
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