Fuegos encontrados,
entre dos seres que sólo
ansían amarse con
intensidad.
Beso esperado la boca
entreabierta
entre gemidos de placer
y murmullos de pasión,
entre ardores urdidos de
desvelos.
Fuegos encontrados,
pisando en añicos
los tabúes,
lo prohibido,
lo no pronunciado.
Sólo en ardorosas noches
nuestros cuerpos se unen
sin dejarnos un instante
y en la alta madrugada
se da por fin
el exacto instante
del último aliento
como toque final
o por milagro
lo que era cima ultísima
se convierte en sueño de
dos.
Fuegos encontrados,
imprevistos,
sorpresivos,
nuestra piel se abre
como un capullo
con un canto inaudito
de quejas, gritos,
clamores de amor.
Nuestras manos no eran
tocar
lo que hacían en
nosotros,
era descubrir,
los tactos nuestros
cuerpos inventaban
aún en plena luz,
tan claros como en la
plena tiniebla
en donde sólo ellos
pueden ver
los cuerpos con las
candorosas almas.
Fuegos encontrados,
pedí noticias de tu
fuego
al viento, al ave, a la flor,
y a los astros del
firmamento
ya que no he de dejar de
buscarte.
Desnudo está mi cuerpo,
y sin hartura colando
entre mis dedos,
la arena se desliza de mis manos,
va hacia adentro de mí,
mi deseo por ti reverdece,
puliendo artesonada a tu
ausencia.
Fuegos encontrados,
deseos colmados
de pasión y gozos.
Tú recorres con tus
labios mi cuerpo
sobre el musgo suave
y espero que nazca de
tus ojos
el verde que refresque
mis sentidos,
tus manos acarician mis
cabellos
y siento un temblor
ruboroso en mi rostro,
y en mi regazo el calor
de quererte
sentirte dentro de mí.
Adoro tus palabras
que me trastornan
y apuran mis sentidos en
reyerta.
Acaricio tu pecho
descubierto
y me complazco
en la luz que contorna
y desmayo en tus besos
al besarte.
Muerta de amor
en lecho entibiecido,
aquí estoy y estaré
siempre contigo.
Fuegos encontrados
que no se separarán
nunca más.
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