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sábado, 10 de agosto de 2013

Tiempo de amar

Tiempo divino que llegó
a ser tiempo,
poco a poco,
mañana tras su aurora,
mediodía camino de su víspera,
estío que se junta con otoño,
primaveras sumadas a inviernos.

Años que nada saben de sus números,
llegándose,
marchándose,
sin prisas,
sol que sale,
sol puesto,
caminos sobre anhelos de amores hechos trizas
sobre los días lentos,
sobre abrazos,
noches con el ardor urdido
del desvelo
que en la alta madrugada,
da, por fin,
con el contorne exacto de su empeño.

Tiempo divino de amar.
Estaba apoyada en la mañana,
envuelta de luz en primavera,
ascendía la vida por mis hombros
y en las manos temblaba una estrella.

El pálido rocío de tus ojos
se extendió por altísimas nubes
y al dar mi corazón
un primer impulso,
volcó por mis sentidos,
sangre nueva.

Tiempo de amar
dame tu libertad,
no quiero tu fatiga,
no,
ni tus hojas secas,
tus sueños,
ojos cerrados.
Ven a mí,
desde ti.

No desde tu cansancio,
quiero sentir tu libertad
que me trae igual
que un viento cálido,
universal,
una bandada de visiones
que tú veías cerrando tus ojos.

Tiempo de amar,
en el que recogeré
tu imagen primigenia,
en el aire que tallaba
tu presencia.

Y así, naciste
de mis deseos al son
de una viola de amor,
cintura cincelada en nácar verde
y perfil modelado
en blanda cera.

Tiempo de amar,
en los duros biseles del silencio
estabas inmóvil
como águila señera
atisbando desde lejos
mi figura,
para encontrar mi mirada
pura e inocente.

El calor de tus hombros,
enlazaba la cima de los cielos
con la tierra,
tus caricias sin palabras
cubrían mi cuerpo entero,
crecías hacia adentro de mis dedos
cuando tocabas mi piel
sin rozarla siquiera
y al llamado de tus ojos
se alzaba de mi sangre este poema.

Tiempo de amar,
un aire estremecido de ternura
llega hasta mi cuerpo
sediento de amor,
pasión
y gozo.
Con trompas de oro,
te proclamo
mi amado amante.

Tiempo de amar
¡Todo canta en mi entorno
al son de este amor nuevo aún lejano!

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