Ardientes ensueños,
entre deseos y ternuras,
juntos en el alma y el
cuerpo,
nosotros nos amamos
bajo la tormenta oscura
de palabras no dichas,
en el misterio de la
mirada,
hasta la ira o la melancolía,
nos unimos en un nocturno abandono.
Ardientes ensueños,
como dos relámpagos
entre el sueño,
amanecemos atravesando auroras,
llegando al horizonte
azul
donde todo se olvida.
Vivimos tú y yo
una secreta existencia
donde el deseo nunca se
extingue.
Ardientes ensueños,
donde el amor impera,
rumorea una bandera de
rosas,
suspendiendo mi voz
entre suspiros
entrecortados,
dulces, leves y
profundos.
La transparencia de tus
sueños,
galopa en mi camino de
sombras
y me haces prisionera
de tus sonrisas y besos.
Tu nombre llueve en mi
piel
como una cadena de
flores
y en tu suave tiempo
imaginario
soy tuya hasta la muerte.
Ardientes ensueños,
palpitares únicos, sin
límites,
iluminados por el Amor,
salvándonos
de la mediocridad y del
tedio.
Nos amamos en nuestros
ensueños,
sin prejuicios ni
condiciones,
sin esperas ni reservas,
sin egoísmos ni sombras,
sin cadenas ni
sumisiones.
Ardientes ensueños
que nos conducen
a la profundidad del
océano
con la claridad del Sol
en las montañas,
con la fuerza suprema de
vientos huracanados.
Ardientes ensueños
que nos llevan a amarnos
con la blanca llama
de nuestras almas
despiertas,
con la alegría de cielos
infinitos,
peregrinando juntos
hacia la dicha divina e
inmortal.
Te siento cerca de mí,
tu canto me atrae hacia
ti,
más no sé de donde,
eres algo que vive
más allá de sí mismo,
mis ardientes ensueños
te envuelven, te acarician
y aunque siempre eres
nube
y horizonte lejano,
sientes mis besos sobre
tu alma.
Mi camino
está sembrado con tu
nombre,
mi espíritu solitario
te sueña en todas las cosas,
mi espíritu te busca
tras toda emoción.
Ardientes ensueños
que abren las puertas de
mi vida,
que me hacen escribir
imaginando libre
de confusiones y miedos,
estrofas, versos
que vienen hacia mí
sintiendo renacer en mi
mente y alma
amores ya vividos o por
vivir.
Con lazos eternos nos
hemos unidos,
me arrojo en tus brazos,
en tu alma me imprimo,
te infundo en mi ser.
¡Las almas que se aman
no tienen olvido,
no tienen ausencia,
no tienen adiós!
Ardientes ensueños,
palpitan sus aromas,
tiemblan las brisas,
los besos cantan como
chispas
que lanzan astros y
flores
en vagas notas
que el arpa lanza
como un gran himno
de esperanzas y ansias.
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