Entre dos luces
nos reflejamos tú y yo
en espejos de azogue y
de cristal,
nuestras imágenes
fulguran
cual estrellas
en la cima de los cielos
con la tierra.
Quisiera estar tendida
en tu corazón,
envuelta en tus brazos,
mi rostro bañado por tu
mirada.
¡Cuánta felicidad nos
baña
uniendo nuestros cuerpos
y espíritus
entre dos luces
que nos bañan
con sus fulgor de amor!
Antes nos encontrábamos
torpes,
a oscuras, tanteándonos entre tinieblas,
ahora entre dos luces,
la tuya y la mía,
la dicha nos escoge,
nos declara capaces
de creación alegre
y nuestras dos vidas
viviendo abrazadas
labran el gran proyecto
de la pasión del alma.
Entre dos luces,
diferentes las dos,
bellísimas,
visibles tan sólo por
nosotros,
nos iluminan nuestras
imágenes
misteriosas de tibiezas.
¡Qué alegría saber
que en cada hora
algo que esta viviendo
nos espera!
Cuando la Tierra se
inunda
con la aurora,
la felicidad se nutre en cada rayo,
la luz que llega a
estrenarle
a la vida nueva un
sinfín de esperanzas.
Entre dos luces,
nuestras almas se
acarician
y la del sumo mediodía
nos da claridad, toda
hueca,
de tan clara nos enseña
a ceñirnos entre abrazos
dulces
que no son ya más
misterios.
¡Qué sensación tan
profunda
arrancas de mi espíritu
cuando estás en mí,
con tu luz que me
permite
saborear la paz de tu
amor!
Al desnudar tu luz en
mis pupilas
se congrega la sangre en
los sentidos
y una tibia memoria sin
contornos
se apacienta en tus
valles y entre lirios.
Entre dos luces, la tuya
y la mía,
tu nombre y mi nombre
recogidos en nuestras
bocas sin color
en la música del viento,
tal leve en extensión
que sufren nuestros
labios
al amparar su son
tan breve tiempo.
Mantendremos con aguas
encendidas
por las fieles veredas de nuestros pechos
el medido esplendor de nuestras luces
y así desgarraremos sobre la playa
la cifra exacta de nuestros nombres
y el cuenco sellado
con gracia
de nuestro amor eterno.
Entre dos luces,
sofocados, hambrientos
de querer vernos más,
de estar más cerca,
como firme hiedra de
amor
plantada en el suelo
regada por mil
estrellas.
Nos amamos como somos,
nos ofrecemos amor incondicional,
sin apremios,
nos brindamos esperanzas
de vida,
somos como la brisa del
mar
reflejada en el cielo rojizo.
Entre dos luces,
como espejos de agua
estaremos juntos,
siempre juntos
corriendo la vida sin
apremio.
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