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domingo, 8 de septiembre de 2013

Entre dos luces

Entre dos luces
nos reflejamos tú y yo
en espejos de azogue y de cristal,
nuestras imágenes fulguran
cual estrellas
en la cima de los cielos con la tierra.
Quisiera estar tendida en tu corazón,
 envuelta en tus brazos,
mi rostro bañado por tu mirada.
¡Cuánta felicidad nos baña
uniendo nuestros cuerpos y espíritus
entre dos luces
que nos bañan
con sus fulgor de amor!
Antes nos encontrábamos torpes,
 a oscuras, tanteándonos entre tinieblas,
ahora entre dos luces,
la tuya y la mía,
la dicha nos escoge,
nos declara capaces
de creación alegre
y nuestras dos vidas
viviendo abrazadas
 labran el gran proyecto
de la pasión del alma.
Entre dos luces,
diferentes las dos, bellísimas,
visibles tan sólo por nosotros,
nos iluminan nuestras imágenes
misteriosas de tibiezas.
¡Qué alegría saber
que en cada hora
algo que esta viviendo nos espera!
Cuando la Tierra se inunda
con la aurora,
 la felicidad se nutre en cada rayo,
la luz que llega a estrenarle
a la vida nueva un sinfín de esperanzas.
Entre dos luces,
nuestras almas se acarician
y la del sumo mediodía
nos da claridad, toda hueca,
de tan clara nos enseña
a ceñirnos entre abrazos dulces
que no son ya más misterios.
¡Qué sensación tan profunda
arrancas de mi espíritu
cuando estás en mí,
con tu luz que me permite
saborear la paz de tu amor!
Al desnudar tu luz en mis pupilas
se congrega la sangre en los sentidos
y una tibia memoria sin contornos
se apacienta en tus valles y entre lirios.
Entre dos luces, la tuya y la mía,
 tu nombre y mi nombre
recogidos en nuestras bocas sin color
en la música del viento,
tal leve en extensión
que sufren nuestros labios
al amparar su son
 tan breve tiempo.
Mantendremos con aguas encendidas
 por las fieles veredas de nuestros pechos
 el medido esplendor de nuestras luces
 y así desgarraremos sobre la playa
 la cifra exacta de nuestros nombres
y el cuenco sellado
con gracia
de nuestro amor eterno.
Entre dos luces,
sofocados, hambrientos
 de querer vernos más,
de estar más cerca,
como firme hiedra de amor
 plantada en el suelo
regada por mil estrellas.
Nos amamos como somos,
 nos ofrecemos amor incondicional,
sin apremios,
nos brindamos esperanzas de vida,
somos como la brisa del mar
reflejada en el cielo rojizo.
Entre dos luces,
 como espejos de agua
estaremos juntos,
siempre juntos

corriendo la vida sin apremio.

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