La espera,
con infinita calma y
paciencia,
expectante,
te busco como a una
flor,
no lejos de la noche,
mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia
del rocío.
Hay en la espera, un
rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay, cuando viene el
día,
una partición de sol con
pequeños soles negros.
Y cuando es de noche,
siempre,
una tribu de palabras mutiladas,
busca asilo en mi garganta
para que no canten
ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
La espera,
en ella he dado el salto
de mí al alba,
he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza
de lo que nace.
Soy la silenciosa en el
desierto,
la viajera con el vaso
vacío,
la sombra de mi sombra.
Sin desesperación ni
ahogos,
sólo con penas
profundas,
te espero tan sólo por un minuto
de vida breve, único,
de ojos abiertos
que te ama en su mirar,
danzando de alegría
entre flores pequeñas
como palabras sentidas y
dulces.
La espera,
desnuda en el paraíso de
mi memoria,
sin conocer el destino
de mis visiones,
tengo miedo de no saber nombrar lo que no
existe.
Salto de estrella a
estrella,
de sombra en sombra,
muero de muerte lejana,
la que ama al viento.
La espera,
mi memoria iluminada
es como una galería
donde vaga la sombra de
lo que espero.
No es verdad que vendrá.
No es verdad que no
vendrá.
La espera,
no quiero ir tras tu búsqueda
como sonámbula y
transparente
en nuestro nido de hilos
que tú dejaste
y ahora rígido sólo me danzo
y me lloro
con tus recuerdos
doblemente sufrida
en la memoria de aquí y
de allá.
Y en la noche un espejo
de cenizas
como una visión lejana
refleja tu amado rostro,
en mi corazón de
medianoche.
La espera interminable,
pasa lenta, con pausas
dolorosas
y en un canto
arrepentido,
vigía detrás de mis
poemas,
me amordaza, me quiebra,
me inunda de llantos
largos.
La noche que fue de los
dos,
se dispersó con la
niebla
y quiero mirar tu rostro
una vez más
hasta que se aleje de mí
el miedo
como un pájaro al borde
filoso de la noche.
Pero el silencio sin ti
es cierto
y por ello mis palabras
vuelan en el aire
porque estoy sola y
escribo.
No, no estoy sola,
hay alguien junto a mí
que tiembla.
Delicia de perderse en
la imagen presentida,
voy en busca de quien
soy,
peregrina de mí,
voy hacia la que duerme
en un país al viento.
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