Temor fugaz,
breve, vacilante,
me enfrenté a él
reconcentrada y
penetrante,
sola, muda,
predestinada, esclarecida,
en mi
aislamiento profundo, en mi hondo centro.
Mi sueño errante
y mi soledad hundida
se dilataban por
lo no existente,
hasta que vacilé
cuando la duda
oscureció mi alma por dentro.
Temor fugaz,
que entre dos
tinieblas me perdió
y me cobijó
entre turbas alas,
sin riesgos ni
desafíos
en una lejanía
sin memoria
de encantamiento,
sin una
presencia de deseo
alejándome por un instante de ti.
Temor fugaz,
como un
aterciopelado telón
se entreabre y
deja pasar
una sombra
oscura, de duda, de inquietud.
¿Por qué aparece
de esta manera
misteriosa y
solapada?
No quiero
sentirlo,
trato de no
sentirlo,
tengo la leve
sospecha
de que me avisa
que en mi vida
el amor se alejó despacio,
dejando tan sólo
un rastro de recuerdos,
un indicio de imposibles
que me fustigan
la piel
con una
impaciencia dominante,
con un hervor
que calcina
mi corazón desenfrenado
a encender nuevas
fogatas
de amores
renacidos
como las
estrellas cuando brillan
con intensidad
en el azul cielo.
Temor fugaz, me
hace perder
en el medio de
palabras diferentes.
No deseo dentro
de mí, la ilusión
de la
incertidumbre, la inconsistencia.
Deseo una nueva estación
en mi vida,
el viento del amor
golpea a mi puerta
pero la
pasividad me impide abrir.
La prevención
de un torbellino
de emociones
como una tormenta
puede lavar las
heridas más profundas.
Temor fugaz,
pasó y no dejó
huellas,
ahora revivo, canto,
creo en el amor
que me espera
renaciendo en mi
vida
la alegría de vivir
con emoción,
desorden, ligereza.
Necesito todos
esos sentimientos
que vienen con
sabor,
con una cierta
mezcla
de un pedazo de
soledad
sediento de
amor.
Temor
fugaz,
se que nunca
será demasiado tarde,
el dolor y el
miedo,
nunca serán mortales,
hasta la herida
más profunda
se cura en el
mismo lugar
donde una nueva piel se formó.
El amor puede
tocar en cualquier momento.
¡Estoy aquí!
¡Siempre voy a estar aquí,
esperándote,
amor,
sin dudas ni
sombras titubeantes!
Surgió la luz y
me elevó
al cenital
esplendor
donde todo está
claro,
no hay dudas ni temores.
Ya no estoy
dentro de la niebla,
el tiempo eleva
las anclas,
el silencio
pleno de amor
echa al vuelo
enmudecidas campanas
y cumplen su juramento
los horizontes
del alba,
la vida toda de
día, pura,
flota en el agua,
en el aire, en
la nada.
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