Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 21 de enero de 2013
Pienso en tí
Pienso en ti y no se si es cierto que te amo o lo sé tanto que temo que ese amor me traiga llanto.
Sólo tú haces de mi memoria una viajera fascinada, un fuego incesante.
Pienso en ti y espero que te acerques, quisiera sentirte cercano. Todo hace el amor con el silencio que puede ser como un fuego o un templo de luces.
Pienso en ti, quiero apretar tus manos y me corre un secreto en la piel que es feliz y ansiado.
Pienso en ti, te siento y miro, lejanas, mis palabras, más que mías son tuyas y de mis manos surgen los poemas de amor que tú inspiras porque llenas mi alma toda de sortilegios mágicos y poéticos.
Quiero que los oigas, que te lleguen proféticamente puros porque voy tejiendo con todos los poemas un collar infinito para que te envuelvan y no te alejen nunca más de mí.
Pienso en ti y en el equilibrio cósmico de la noche mi voz interior me despierta, me pregunto porqué busqué en mi ser profundo para saber lo que me desconcierta.
Pienso en ti, muchos afanes de días, muchas noches sin estrellas, pondré un manto de olvido sobre este dolor que me aqueja.
Pienso en ti constantemente, construiré este poco de vida con lo poco que me queda, pero aún tu voz no se calla, me agita, me apena.
La noche está terminando, ya entra la luz primera, es una noche que pasa y ella se irá con el alba.
Si todas las noches pienso en ti y sueño contigo ¿por qué no vivo en un sueño?
Pienso en ti, imagino eres el viento, rozas mi cara, mis manos, tocas todo mi cuerpo y en su silbido apacible puedo sentir tu aliento.
Cuanto estás tú callado, pienso eres mi silencio.
Me tocas con tu mirada y me recorres toda y mi alma vuela apresurada cruzando mares, desiertos.
Pienso en ti, en nosotros no existen fronteras, tampoco tiempo, quisiera tener alas para volar y estar a tu lado acompañándote y apoyándome en tus brazos.
Pienso en ti amor, te pienso con ansias de frenesíes y pasiones, cuando me abrazas siento que tuve contra el pecho un palpitar sin tacto, cerquísimo, de estrella que viene de otra vida.
Pienso en ti, porque te alejaste y siento sobre el alma esa opresión enorme de sombras que dejaste, de palabras, sin labios, escritas en papeles que vuelan con el viento, dejándome tan solo el hueco de tu cuerpo.
Casualidad extraña
Causalidad extraña, te conocí y en ese instante mi vida cambió, te cruzaste en mi camino y juntos vimos muchas lunas pasar.
Nuestras almas no se encontraron y comenzaron a entonar cantos extraños que anunciaban en la noche del alma una aurora nueva donde en las páginas en blanco fueron apareciendo frases, palabras, versos de amor plenos de frescura y júbilo.
Causalidad extraña, todo tiene una razón, un por qué, que nos elevan en suspiros por los aires de colores y notas sincopadas.
Es que el amor, extraño sentimiento, nos une en un todo y es en vano luchar.
¿Adónde iré sin ti? no quiero el vil causal de dolor y pena en mi alma, te quiero a ti para que juntos recorramos nuestros caminos.
Causalidad extraña que al encontrarte inspiraste en mi alma sonora, flotantes alas plenas de armonía, silencio azul en las etéreas alas con un ritmo sin fin, que descienden por diáfanas escalas el juego de palabras y de ideas.
Extraña sensación, por ese algo que nos hizo encontrar, sembrando en mi mundo interior un amor puro y verdadero que me hizo nacer versos de adentro, de allí, que son para ti, si no los quieres, separando la estrofa te los puedes llevar.
Causalidad extraña y feliz, tu aroma me envuelve, tu silencio escucho y en mis versos quedo inmóvil esperando que te envuelvan.
Causalidad extraña, te siento lejos y estás conmigo, te siento a mi lado y estás muy distante, somos la luz de dos.
Mis versos giran en mi sueño alado y se posan en tu frente como un beso perfumado de alelíes.
Causalidad extraña que deja en mi alma soñadora lirismos cultivados en vergeles florecidos donde el corazón en el ensueño se inspira y vuela al espacio con las alas de todas mis canciones sobre nubes de ilusiones rosas.
Causalidad extraña, como dos estrellas errantes en el inmenso cielo, profundo y luminoso nos encontramos para amarnos en pleno vuelo.
Laberinto de seducción
Laberinto de seducción, escondite secreto, puertas levadizas, trancas con cerrojo, que no conducen a ninguna parte.
¿Es que acaso no existe el sendero que me libere de este juego de seducción que me conduce tan sólo a envolverme en un manto de lágrimas?
Delicadas, ardientes, nuestras almas se buscan por un laberinto de soledad, en una melodía que acaricia los sentidos, instintos que convocan arrebatos de pasión.
Laberinto de seducción, mi camino fue hacia tu plan que me condujo en un extraviado concierto a que mi alma se rindiera y la copa de mi sentimiento se volcó íntegramente hacia ti.
En este paraíso de los tiempos del alma, voy intentando alejarme, recorro senderos, tupidos follajes, sendas inconclusas y no encuentro la forma de alejarme de ti, tú, el que traes a mi mundo tus misteriosos artilugios para enredarme en hilos de tristeza y sed de sollozos.
Negarme a vivir quisiera en las sombras del olvido pero la vida me declara todo tu amor vivido.
Laberinto de seducción, donde tu sombra vive de eternidad… Enciendo velas para encontrar el lugar donde el viento sacude su negra soledad.
Ayer acaricié el pétalo de tu sombra ¡Qué extraño fue!
Tú, el que me llevó a caminos demolidos, quitando los pasadizos del incierto vespertino pero no puedo apartarme de ti, la música de tu voz me lleva a un júbilo nuevo, pleno de placeres y gozos inesperados,
Perdidos entre los recodos del laberinto nos buscamos a tientas, seducidos por nuestra pasión. Nos abrazamos en el aire del mundo y nos volvemos a alejar.
Laberinto de seducción, en ellos se estrenan los gozos primeros, los sones del amor nuevo, las huellas de un vivir transido de un querer.
Déjenme salir, procelosa y airada, sin destellos de penas ni de dolores, desaparecer en la quietud de la noche para ser tan solo un recuerdo en el tiempo vivido, en el ayer, sin esperar un retorno al laberinto pasional que nos imprimió marcas sobre nuestro anhelado futuro.
Laberinto de seducción, en el que las presencias de siempre, no bastaban y no nos hallamos con las manos, con los gritos clamando, con las bocas sin besos, ¡ya no más, sólo nos quedan cicatrices dentro del alma por toda la eternidad!
Herida de amor
Escuchemos juntos una dulce melodía, armoniosa que nos permita danzar juntos con ansias de seguir viviendo el hoy hacia un futuro pleno de promesas.
Herida de amor, mis pasos te seguirán buscando como visiones de sones acompasados y correré a regiones ignotas en un pentagrama vacío que busca y no encuentra sus notas que en lejanías se esconden y se guarecen en frondas de tupidos follajes.
No lo entiendo, no logro entender como se puede herir de esta manera, ¿por qué después del sol radiante, la fría noche se hizo eterna? y él, en quien creí, estalló como una copa de fino cristal en mil pedazos que impregnaron el aire en un vacío irrecuperable.
Ciertamente prefiero lo que parece ser amor y dejarme cegar con tu infinita luz que me consume.
Herida de amor, cuando escucho tu voz y mi corazón lleno de lamentos comienza a golpear aceleradamente mi pecho.
Quisiera tener alas para volar y estar a tu lado para acompañarte y apoyarte. Cuantas más piedras te arrojen más alto haré mi pedestal de gloria para ti. Lo importante es levantarse ¡fuerza!
¿Por qué siento que mi mundo está apartado entre soledad de soledades entre mil noches sin lunas?
Herida de amor, la lluvia desgrana el gris de tu mirada, mi angustia se prende en cada gota agonizante.
Herida de amor, tú me regalas el recuerdo de tus ojos, plomizos y aleteantes. Eres el fino aliento de la aurora y un abrazo de sentimientos mansos.
Herida de amor, eres en mis días de tormenta, claridad que perfora nubes.
Herida de amor, eres la placidez del agua que en mi piel revolotea y mi sangre te llama y te siento mío para siempre.
Corazón con alas de ciudad. Voz de horizonte y de queja solitaria. Ojos de jacarandá madurados en la nostalgia.
Herida de amor, no quiero que el sol me despierte, quiero seguir soñando contigo, tu recuerdo y tu figura las tengo en mis ojos, clavadas como dos luceros, te tengo a ti en mi alma y prendido en mi corazón.
Soy y seré
Soy y seré, desde el ayer al mañana, una poetisa inquieta que sin cesar busca la fantasía del verso en el rojo esplendor del mediodía o en la nocturna soledad secreta.
Y recorro cimbreantes galerías de mi mundo interior, buscando las palabras, las sílabas, las letras y muchas no las puedo hallar.
Soy y seré una caminante peregrina, proseguiré sin tregua mi camino por el desierto desolado en pos de la prosa que le cante al perfume del amor.
Muchas veces me estremecen los poemas en un gran temblor de víspera y de alba porque vienen derechos, todos, a mí, en un gran tumulto y desatada prisa y se rompen en mi pecho igual que escoge cada mar su playa donde quebrarse.
Soy y seré, no hay duda, la que es feliz cuando las alas leves de la prosa la transportan a otros mundos lejanos donde caerá toda la luz del día entero sobre mi alma sedienta de amores y dichas para entregarme toda yo a la quemante lumbre del beso y del abrazo.
Soy y seré, solitaria y misteriosa, la que de lejos te ama y se oculta en el cielo cuando aclara llevándose sus versos que hacia todas partes vuelan.
Soy y seré la que ensaya todos los cantos de amor, para ti, amado, desde las triunfales notas hasta las breves y trémulas.
Y entonces, tú mi númen, llegas en un fulgor de alborada con brisas de primavera y la inspiración crece, va al pájaro, a la flor, al mirlo, a la violeta, creando ideales de poetas.
Soy y seré la que vive en la ilusión y el canto y desde las alas de mis sueños cada nueva estrofa se va en la noche para flotar en ella.
¡Versos! que me iluminen la luz de las estrellas y que tu inspiración con ímpetu alado vierta en mis poemas grandes estrofas de amor entre risas y lloros en flor entre las alas de mis sueños.
Soy y seré la que lleva todos sus poemas e ilusiones volando, entre luces. Pienso que vuelan sólo porque mi frente roza sin saberlo el aire diáfano.
Los quiero por audaces porque sé que en sus anhelos hay horizontes para los mundos y los cielos.
Mil historias
Contaré mil historias vacías cuando te bese en contra del Universo y perderé mi habla a lo largo del día a cambio de una melodía con mis versos.
Mil historias de insólitos cortejos de palabras en los momentos perfectos del vivir que liberan y fascinan nuestros nombres en noches de luna y estrellas.
Mil historias que dejamos en el pasado, perdiendo algunas, casi todas, en el olvido.
Así que contaré mil historias vacías pero te tendré en lo hondo de mi ser porque tú, amado mío vas en torno a lo que escribo, eres mi inspiración, eres mi todo.
Y por que tú, mi luz de cada día, llenas con devociones infinitas todo lo que escribo, mis frases, mis palabras, sobre vastos contornos a la deriva de toda mi existencia.
Nueva forma, misma historia, mil historias, llegó el momento de escribir llena de pasión y conocimientos ocultos en mi mente, en mi alma y en mi corazón.
Llegó el momento de desvanecer mis sentidos en un cuento sin final, en una historia que mi vida cambiará, que la vida de todos cambiará.
Mil historias de amor llenas de pasión y de ilusión con mensajes con ansias de vivir a pleno.
Mil historias que nos hacen desaparecer y entregar mis sentimientos a estos momentos, que con su manto de colores, rencores y dolores, los han escondido.
Llegó el momento de hablar con el corazón y de escribir sintiéndome poeta en momentos breves y de paz.
Mil historias que calaron en ondas sucesivas cruzando concéntricas tinieblas, forjando mis días, mis años, en formas turbias en sucesión de vivires en escenarios de falsas pasiones y tedios infinitos.
Mil historias que desaparecen por fin en la nada y vuelve la soledad, toda desnuda, inmaculada, ajena a las maldades, blanca, muy blanca, sin quejas ni llantos, ¿adónde se han ido?
No lo sé, sí comprendo que se entrecruzaron, se enredaron, se deshilacharon en pedacitos de vida, de minutos, de segundos, de un palpitar del ayer que me trajo hasta el hoy.
Mil historias en las que voces en tropel repican en mi mente y parecen que vienen de otro lado, de un dónde sin encuentros de quienes las forjaron entre giros de hilos de encaje, entre nubes de sílabas, frases, palabras que marcan el rumbo de un nuevo existir.