Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 29 de mayo de 2013
No me digas no
No me digas no.
(necesito sentirte a mi lado, desde allá muy lejos,
la música mágica de los violines dibujan prodigios en el aire al sentirte
llegar).
Quiéreme.
No me digas no.
(el tiempo es río que huye y perdida me siento al
no estar entre tus brazos, desde que te fuiste mi alma está triste).
Quiéreme.
No me digas no.
(en claridades de luna y brizas de jardín elevo tu
nombre por aires en vuelos y en oraciones dulces y melancólicas que antes no
sabía brotan cada día de mi corazón enamorado palabras de amor).
Quiéreme.
No me digas no.
(en el fulgor de la alborada mis sueños susurran
pensamientos invocándote siempre, quiero tenerte en mis mañanas como no te tuve
en mis ayeres).
Quiéreme.
No me digas no.
(ven en mis noches de soledad, no me abandones, en
silencio avanza pálido el dolor por no tenerte y ante él la esperanza deshoja
una flor).
Quiéreme.
No me digas no.
(mis suspiros necesitan estar contigo, abrazada a
ti, inmóvil, sólo mi profunda respiración moja el claro cristal de la quietud
que nos une en un imperceptible chal de espuma).
Quiéreme.
No me digas no.
(mi alama clama por ti, ondea mi canto pleno de
dulzuras y sueños y mis prosas, mis versos, parece que llegan de la azul
inmensidad)
Quiéreme.
No me digas no.
(te busco y no logro hallarte, te siento en
horizontes lejanos, pero te aguardo ya que presiento que el coro de las hadas
del bosque te traerán a mí, porque ellas encuentran lo que nunca se logra
hallar).
Quiéreme.
No me digas no.
(percibo la sombra de la ilusión y la sed de lo
imposible como una braza llena de fiebres locas mi corazón atormentado y
deseoso de gozo y placer).
Quiéreme.
No me digas no.
(riamos juntos en trémulos esplendores de amor, ven
a mí y las liras de cristal sonoro tañarán las ondas de plata de las aguas quietas
y volarán entre ritmos los aromas de dos almas que se aman).
Quiéreme.
No me digas no.
(tú eres y serás mi inspiración de mis poemas, de
mis versos, de mis prosas, porque sólo tú llenas de armonías el viento y ardes
como llama brillante en mi alma).
Quiéreme.
No me digas no.
Juntos viviremos amaneceres brillantes entre
alegres cantares de frescas notas y en fantásticos pentagramas, plenos de dicha
y luz crearemos nuestro nido entre un pasaje que canta y cantando nos cuenta
sus misterios en un alado idioma sin palabras.
Mensajes sin destino
Mensajes sin destino, flechas en el aire, poemas de
amor que he ocultado en un lugar secretísimo para no ser encontrados ya que
sólo por ti están inspirados.
Son frutos nacidos del amor intenso que por ti
siento ni están apegados a ningún estilo.
Fluyen del río del tiempo, se empapan escondidos en
sus aguas y la flauta que los acompaña haciéndolos vibrar en mi interior se
vuelve poco a poco reticente y opaca.
Mensajes sin destino, ayer quise gritar en una alud
de palabras las prosas de amor guardadas para abrir causes nuevos y derribar
murallas, pero no pude, fue un imposible deseo.
Ayer mis ojos acertaban distancias y como un
remolino dos brazos giraban desbrozando malezas.
Mensajes sin destino, piernas y corazón con los
versos de amor apuraban su marcha ora explorando amores, ora andando comarcas,
buscándote sin cesar para entregarte mis mensajes de amor.
A todos pedía por ti y algún sueño prometía mi
flauta, no el sueño que se sueña, sí el sueño que se arranca de la tierra
renuente.
Un mar de letras impresas te quieren encontrar son
frases de amor que sólo para ti las escribí y en las que me interné con todo mi
amor y el fragor de llegar a tus brazos en una marejada leal y pura.
A veces te busco en el jardín florecido que me
llama cuando en rosas, jazmines y geranios estalla o verdea, modoso en la paz
de su grama.
Mensajes sin destino, los envío cantando bajito sin
ahondar las pisadas con un dejo de gozo para que lleguen a ti mi amor amante.
No quiero penas ni dolores, sí sueños a mis
espaldas para que absorban mis tormentas y tan sólo compartir contigo mi
bienamado mis bonanzas y mis prosas de amor.
La flauta está en su estuche y la espalda en su
vaina porque espero que mis mensajes sin destino lleguen pronto a tu noche como
un libro fiel que cuenta mi espera ansiosa
y vibrante.
Mensajes sin destino, van por un mar terso, sin
oleaje, en un mundo como de sueño en un eterno recomenzar para que se oculten,
no queden o se pierdan en la nada.
Mensajes sin destino, viajan en el silencio, en el
viaje completo de proezas musicales en los confines del paisaje.
En mi voraz silencio grito mis mensajes para que se
alcen hasta el cielo en una gama de colores en las que las palabras se
entienden una vez más a sí mismas.
Mensajes
de amor, no se oculten ni en un veraz espejo muestren las palabras de amor que
mi numen siempre inspiró.
Tengo
Tengo las manos colmadas de deliciosos momentos vividos
con intenso amor, plenas de recuerdos inolvidables y de penas ya olvidadas.
Tengo mi cielo de día con un vestido azul y un botón de
oro, de noche con un vestido de luto y un botón de nácar.
Tengo de día todo el esplendor y el brillo por que es
cuando llega el amor, de noche me sumerjo en la invisibilidad porque es cuando
el amor se aleja.
Tengo todos los encuentros fugaces entre luces distantes
y azahares sin respuesta.
Toda mi vida me palpita encendida entre tus brazos,
cuerpos finos y delgados, todos miedosos de carne.
Tengo, desde que naciste, al son de mis deseos viola de
amor, altar en el Olimpo, cintura cincelada en nácar verde y perfil modelado en
blanda cera.
Tengo el calor de tus hombros enlazado, apretado en mis
brazos y me siento en la cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia dentro de mis dedos cuando herías mi piel
con tu belleza y al roce y al llamado de tus ojos tengo en mi alma todos los
poemas alzados desde mi sangre.
Te tengo en el verde follaje levantado del árbol donde
pierdo mi albedrío y en el viento caliente de estío y en la orilla del amor
enamorado.
Tengo mis sentidos creciendo a tu espalda, flamígeros
cipreses en hileras por los aires, un círculo amarillo me inundaba de cuerpo
entero.
Tengo tu figura vedada a mis poemas, a mis prosas de amor
como un cerco de jóvenes olivos.
Tengo en mi boca tu nombre y llevando las manos a tu
pecho, amor, desnudándote, caminas sobre el muro que cerca mi silencio.
Tengo un aire domado por donceles, ramos verdes que rodean
mi sosiego posando un viento en mis labios que te acercan más a mi y soy feliz.
Eres mi sol y mis cánticos unánimes, el brillo de mis
bienes ya logrados y el aire para el vuelo de mis ángeles.
Tú conservas los labios sobre el musgo y tu nombre en el
silencio, riela, espero que no te apartes nunca y siempre nazcan de tus ojos el
verde azul que refresque mis sentidos.
Tengo, te tengo, tengo todo en mí, eres mi luz en el
zócalo del viento rezagando mi camino, ancla de oro y cadenas de mis anhelos.
Eres mi música del viento, tan leve en extensión al
amparar su son tan breve tiempo.
Te tengo y al tenerte ¡qué sensación tan profunda arranca
de mis entrañas! ¡qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!