Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 15 de septiembre de 2013
Temor fugaz
Temor fugaz,
breve, vacilante,
me enfrenté a él
reconcentrada y
penetrante,
sola, muda,
predestinada, esclarecida,
en mi
aislamiento profundo, en mi hondo centro.
Mi sueño errante
y mi soledad hundida
se dilataban por
lo no existente,
hasta que vacilé
cuando la duda
oscureció mi alma por dentro.
Temor fugaz,
que entre dos
tinieblas me perdió
y me cobijó
entre turbas alas,
sin riesgos ni
desafíos
en una lejanía
sin memoria
de encantamiento,
sin una
presencia de deseo
alejándome por un instante de ti.
Temor fugaz,
como un
aterciopelado telón
se entreabre y
deja pasar
una sombra
oscura, de duda, de inquietud.
¿Por qué aparece
de esta manera
misteriosa y
solapada?
No quiero
sentirlo,
trato de no
sentirlo,
tengo la leve
sospecha
de que me avisa
que en mi vida
el amor se alejó despacio,
dejando tan sólo
un rastro de recuerdos,
un indicio de imposibles
que me fustigan
la piel
con una
impaciencia dominante,
con un hervor
que calcina
mi corazón desenfrenado
a encender nuevas
fogatas
de amores
renacidos
como las
estrellas cuando brillan
con intensidad
en el azul cielo.
Temor fugaz, me
hace perder
en el medio de
palabras diferentes.
No deseo dentro
de mí, la ilusión
de la
incertidumbre, la inconsistencia.
Deseo una nueva estación
en mi vida,
el viento del amor
golpea a mi puerta
pero la
pasividad me impide abrir.
La prevención
de un torbellino
de emociones
como una tormenta
puede lavar las
heridas más profundas.
Temor fugaz,
pasó y no dejó
huellas,
ahora revivo, canto,
creo en el amor
que me espera
renaciendo en mi
vida
la alegría de vivir
con emoción,
desorden, ligereza.
Necesito todos
esos sentimientos
que vienen con
sabor,
con una cierta
mezcla
de un pedazo de
soledad
sediento de
amor.
Temor
fugaz,
se que nunca
será demasiado tarde,
el dolor y el
miedo,
nunca serán mortales,
hasta la herida
más profunda
se cura en el
mismo lugar
donde una nueva piel se formó.
El amor puede
tocar en cualquier momento.
¡Estoy aquí!
¡Siempre voy a estar aquí,
esperándote,
amor,
sin dudas ni
sombras titubeantes!
Surgió la luz y
me elevó
al cenital
esplendor
donde todo está
claro,
no hay dudas ni temores.
Ya no estoy
dentro de la niebla,
el tiempo eleva
las anclas,
el silencio
pleno de amor
echa al vuelo
enmudecidas campanas
y cumplen su juramento
los horizontes
del alba,
la vida toda de
día, pura,
flota en el agua,
en el aire, en
la nada.
Fuiste tú
Fuiste tú,
me dejaste en el mundo
irreal de la poesía,
mundo mágico donde estoy
sola,
en otra dimensión,
viviendo momentos únicos
conmigo misma.
Mis poesías de amor,
son paradisíacas,
tiernas, dulces, a veces
severas, duras,
despiadadas, adoloridas
y ¿cuál es la razón que
me insta
a estar jugando con las palabras,
saboreándolas,
deleitándome con ellas?
¿Es que existe una razón verdadera?
No, es irreal,
es del otro mundo,
de otros cielos, de otros horizontes
y vienen despacio, sin
apuro,
sin prisas a buscarme
y a llevarme a lugares
lejanos y secretos.
Fuiste tú…
mi inspiración, mi numen,
mi amor consagrado
hasta el último anhelo
de mi alma.
Me haces vivir
en nostálgicos y
melancólicos suspiros
que desde mi mundo
interior
surgen aún más allá de
la nada,
del no existir
en esta realidad sin
amor verdadero.
Fuiste tú…
me transformaste,
soy y seré un ser
diferente
desde el instante
en que apareciste en mi
vida,
me enamoré del AMOR,
me diste el todo
que siento que soy hoy.
Entre metáforas,
sílabas, letras, frases, sinónimos,
mi mente se va sola
con ellas a danzar,
a disfrutar de la música,
a amar la vida con total intensidad.
Sin saber por qué, las
poesías,
con prisas, con prioridades inusitadas
quieren ir a las páginas
en blanco.
Corren, se entrecruzan, se vuelcan
perdidas sin saber qué
expresar,
si es el amor el intenso
o el tranquilo dulzor
de caricias no sentidas.
Se van enhebradas en
letras tejidas
con encajes de fulgores
brillantes,
opacos, refulgentes
a recorrer el orbe
en mantos de amor
para envolver en redes
las almas necesitadas
de sentimientos puros,
inocentes y vírgenes.
Fuiste tú…
cambiaste mi entorno,
mi sensibilidad más
honda, más sentida,
me elevó a bordes
abismales
de remotos tiempos,
de ayeres y de presentes
inesperados
con profundos deseos
de amar y ser amada.
Fuiste tú…
el que despertaste mis
ansias,
mis angustias, mis puros
deseos
de volar sin alas,
lejos, muy lejos,
a cielos azules entre nubes áureas
como campos de algodón,
buscando el don de la
esperanza,
el deseo de vivir
volcando mi sentir
en trozos minúsculos de
papel
o en hojas apergaminadas
o en caminos de arena
donde se borran con la
espuma del amor.
Fuiste tú…
me diste la vida, esta
vida mía
que me hace amar por
sendas sin fin,
derramando como pétalos de jazmines
sentimientos hondos,
sinceros, únicos,
transferibles de un alma
a otra,
tendiendo mis anhelados
puentes
donde la vida renace
y el ser humano se une
entrelazando dedos,
manos, brazos, mentes
para limpiar nuestro
planeta
de oscuros y misteriosos
sentimientos
malvados y mezquinos.
Embrujamiento de amor
Embrujamiento de amor,
hechizo encantado
que encendiendo velas
donde el viento sacude
mi negra soledad,
me lleva a evocar el
pétalo de tu sombra
que vive en la
eternidad.
El silencio me sigue,
pienso en tu sonrisa
y tu sonrisa está
conmigo
y sigue clavada por siempre
en mis ojos
detrás de tu perfume que
se negó a partir.
Embrujamiento de amor,
la lluvia desgrana el
gris de tu mirada,
mi angustia se prende
de cada gota pordiosera
que me regala el
recuerdo
de tus ojos plomizos y aleteantes.
Me fascina lo que tú
eres para mí,
el fino aliento de la
aurora
y el abrazo de
sentimientos mansos.
Eres el conjuro
de mis días de tormentas,
la claridad ladina que
perfora nubes,
la placidez del agua
que en mi piel
revolotea.
Me seduces, me encantas,
me hechizas
y toda esa cosquilla
que se mueve por mi
sangre,
te llama y te siente mío
para siempre.
Embrujamiento de amor,
cabalgando en vientos de
perfumes y oro,
consumí tus besos de
mariposas y miel,
tus caricias me ataron
a la sombra de tu fuego
y en tus palabras
enredé mi alma para siempre
aunque mi cuerpo
te siguió febrilmente
por caudales de tiempos perdidos.
Soy tu niña,
la de la piel de nácar,
aún en este otoño mío
y acaricio el silencio
de tu ausencia,
porque desde tu lejanía
siento tus caricias
venir a mí,
febriles y con desatada
prisa
que en galopes de metal
y plata
llegan a mi cuerpo
nostalgioso y anheloso
de tenerte entre mis
brazos,
donde bulle mi amor pleno.
Embrujamiento de amor,
con la fuerza vital de la Tierra,
me interno en mí misma,
salvaje y primitiva
para lamer mis heridas
y renacer bajo la
lluvia,
soy quien soy y sé que
soy
un alma tejiendo amor.
¿Quién me ama más que
tú?
Con un hechizo de callado
empuje
se te sintió venir,
desde soterrados abismos,
lindes de tierra por los
cuatro lados,
bajar y subir desde
tinieblas seculares
a luces que como
miraderos de amor
se ofrecen a nuestras almas de antes.
Embrujamiento de amor,
toda canción está impregnada
de él,
esperando que tú sepas
como sentirlo.
Amanece en el papel,
dejado por el viento
y en una blancura
indecisa,
va directo hacia tu trémula
espera
y acercándose va
como goces que llaman,
despacio y en silencio.
Candidez amorosa
Candidez amorosa,
mis pasos de alondra,
pisaron el otoño húmedo
y te sentí volar entre
la fronda
indiferente de viejos pergaminos,
te fuiste lejos,
a lugares inciertos.
Quise seguir tu vuelo
solitario,
quise amarrar mis ojos
a tus amadas alas,
quise rehacer mis dedos
con tus plumas,
quise volar cerca de ti,
entretejiéndome
entre tus cálidas
caricias.
Candidez amorosa,
inocente, crédula,
creía fácil seguirte y
tenerte cerca,
más tú volabas, volabas…
Autómata, juguete de papel
y cielo
y te tragaba el viento
y te mordía la distancia
luminosa.
Y yo, soñaba… soñaba…
que hoy… tal vez mañana…
quizás un día
yo sería la rama de tu
nido.
Candidez amorosa,
entre trinos y cantos,
versos y metáforas,
tejiendo nuestro hogar
para ser tuya en nuestra
rama
y donde allí posarás tu
piel
con el ahogo de tu
aliento.
Pero el tiempo pasó,
lento, muy lento,
no hubo nido, tú
volaste…
Fuiste un cuento, mi
sueño,
mi leyenda de otoño en
serenata.
Candidez amorosa,
cuando mis ojos gritan
tu nombre
en la soledad de la
distancia imperdible,
el recordar el abrazo de
tu piel,
de nave humedecida,
me sacude y me hiere,
me desdobla y me eleva,
buscándote en esa
distancia lejana
donde tú te
resguardaste,
te escondiste.
Mi vida es ahora
un cielo trivial de
sueños locos
que llenas con tu
aliento
de viajero errante y
taciturno.
Aprieta mis deseos,
caliéntame las carnes
con tu pasión de viento.
El sol será mañana
un plato de lujurias
y tú serás mi boca
y mis manos desgajadas.
Candidez amorosa,
¿adónde me conduces?
¿Por sendas de ingenuidad,
candor, inocencia?
Creo en todo lo que me
rodea
y a veces agobiada,
debilitada,
por creer en imposibles,
me tiendo
en el manto oscuro y
plácido
del campo abierto a la
noche
y entre las estrellas
rutilantes
me voy en tu búsqueda
con tus sueños y
pensando imposibles,
que nuestro amor como
pájaro sin alas,
se acurruca desarmado
en nuestros cuerpos,
en nuestras bocas,
en nuestros corazones.
Candidez amorosa,
canta el río mojado de
tipas
y empedrada en la sed
del silencio
se consumen nuestras
formas
fundidas en el tiempo inagotable.
Placeres y gozos,
caricias que desgarra,
besos que dibujan
nuestros rostros
temblorosos.
Es nuestro amor
que muere cada noche
para nacer…
y volver a morir a cada
instante.
Amor mío,
desboca los temores
indefensos,
mi aliento con tu boca,
haz mi piel con tus ojos
de humo
y del mundo sin final
la comunión de una eterna entrega.
Amor fugaz
Amor fugaz, breve pero
intenso,
profundo pero adolorido
conmigo a tu lado
pero pronto sin ti.
Yo sola con la verdad
de sentir la angustia,
el tormento, el cielo
negro
de lo que pudo ser
y se perdió
en la oscura inmensidad.
Duró un efímero momento,
pleno, vibrante
y como pluma leve
que se lleva el viento
cambió mi vida
al no estar en tus
brazos,
llevándome a un gran
mundo a oscuras.
Amor fugaz,
como un latido
acompasado,
todo trémulo de besarme
o no,
está la certidumbre: tu ausencia sin labios.
Fue un susurro sin luz,
un suspiro silente
que como gasa de amor
pasó a mi lado dejándome
sola
con la verdad de no
tenerte más.
Amor fugaz,
duró tan solo un instante,
ahora es tan solo un
recuerdo
de haberte sentido,
casi en secreto,
pasar los labios sin tus
besos.
Salvación, fría, dura en
la tierra,
del gran contacto ardiente
que esta noche está
ausente,
mi cuerpo te busca
y mi frente quiere tocar
tu frente,
necesito ser amada
aún en la distancia.
Amor fugaz, fue tan solo
un instante
cuando el destino
nos cruzó a los dos,
como transcurre el
tiempo de un momento,
cuando lo que dura es un
tan solo adiós.
Llegó el amor de pronto
y se marchó de prisa
pero punzó mi corazón
con una espina
pero lo que dejó en mi
alma
no termina.
Amor fugaz,
no pude retenerlo,
sólo me dejó
unas cuantas caricias
apuradas
y ninguna promesa de
regreso.
Nuestras tardes,
nuestras noches
fueron sólo breves horas
de dichas compartidas,
las manos no eran tocar
lo que hacían en nosotros,
era descubrir;
los tactos nuestros
cuerpos inventaban,
nuestras miradas
no se detenían entre
nosotros,
pasaban a través de
nuestros anhelos.
Amor fugaz,
¿cómo sabré de tu boca
si tus susurros ya mi
alma no tocan?
Las palabras brotan de
mis dedos
a las hojas que las
esperan,
alegrando mis tristes pensamientos
que visten la nostalgia
de lágrimas por éste,
mi fugaz enamoramiento.
¿Es que fue fugaz
o existe hasta este hoy
en el que te añoro?,
sí, te añoro, mi eterno
amor fugaz,
aunque tus susurros
ya mi alma no toquen,
mi deseo por ti se apaga
y mis ojos que
iluminaban
tu rostro con mi deseo,
éste se extingue,
lánguido, derretido.
De a poco,
en breves períodos de mi vida sin ti,
convertí el olvido en
poesía,
convertí el dolor en
poesía,
quedando una herida
que sangra a veces
y a veces se me olvida.
Pido amar de nuevo,
sin dolor, sin heridas,
sin olvidos
y así, así,
convierto mi ruego en
poesía,
viviendo un esperar con
rumbo cierto.
Lejanía sin distancia,
ansiedad de amar sin
ansia,
sin tormentas en mi
alma,
sólo gozos de saber que
existes
y que me estás buscando
entre horas del vivir
que vuelan alto,
esperando que me beses
y me ciñas entre tus
brazos por siempre.