¿Por qué en nuestras
vidas
las alegrías y los
pesares
nos inundan en
momentos imprevistos,
dejando nuestra alma
exhausta
y a veces triste y
otras sonriendo?
¿Cuándo la luz,
unidad del alba,
se multiplicará en
destellos
y lo que fue calma en
profunda alegría,
será fervor de
innúmeros pesares
que agitan nuestras
mentes?
¿Cuál es la razón
de que hay días,
horas, segundos
que en nuestro vivir
nos alegran
en festivo júbilo,
instantes plenos de
luz
y en otros la pena y
la aflicción
nos inundan
como mantos de lloviznas de lágrimas?
¿Por qué ocurrencias
fugaces,
chispas, sonrisas,
se inician y terminan
en breves espacios
surgiendo luctuosos
presentimientos
en tristes instantes
de desazón?
¿No es este instante,
en esta aurora henchida de hermosura,
el extremo de mí
misma,
la plenaria
realización de mi sueño
que alterna entre
alegrías y pesares?
¿Qué amor me quiere?
¿Qué amor me inventa caricias,
escondido entre dos
aires fingiéndose brisa?
¿Por qué las alegrías
son tan efímeras,
diáfanas y los
pesares, oscuros,
plenos de pesadumbre?
¿Cómo debo hacer
para conducir mi
resplandor de amor
hacia ti entre dichas, alegrías,
dádivas de tu
espacio,
sintiendo como un
milagro
la paz de estar contigo
y no la entrega sombría
de no estar a tu
lado?
¿Por qué estoy yo
entre mantos de
neblinas,
sin vislumbrarte ni
un resquicio,
viéndote tan sólo de
lejanías profundas?
¿Cuál es la razón
de que tarde más en
envolvernos la alegría
que el pesar y
nuestra alma grita
por el anhelo de que
la felicidad
con brillante luz
nos inunde pronto,
sin tardar?
¿No sientes, amor
mío,
inmensas huestes de
besos,
de resistencias,
bandadas de porvenir
en las manos,
de arrebatos, de
pasiones y de calmas?
¿Cómo hacer para
derrochar
alegrías, dichas, en
el aire azul
para que vayan en
volandas por el aire
y haciéndolas de agua
para llenar los
cauces del mundo,
hundiendo en abismos profundos,
secretos oscuros los pesares
que nos abrumen
y nos hacen incapaces
de volar
en campos de
esperanzas?
Alegrías y pesares,
espejos con igual
azogue
que coexisten en
nuestra vida
sin poder mirar
atrás.