Páginas

martes, 8 de abril de 2014

Dulces palabras


Dulces palabras
que como flechas perfumadas
las lancé al aire tibio
para que viajaran
en un poema de amor
hasta tu alma.

Dulce estrella de la pasión,
ojos de luna,
corazón suave y tierno
de mi locura.

Dulces palabras
que sobre las costas de tu espíritu
se fueron amontonando como versos
y tu voluntad fue cediendo
como una muralla incontestable
y las venas de tus sentimientos
se abrieron como rojas flores de amapolas.

Dulces palabras que lo dicen todo
y como magia te llegan a tu alma,
candorosas,
suaves, tiernas,
ruborosas de promesas del hoy,
rubor por haber prometido tan poco,
de ser tan cortas,
se escapan hacia su más,
todas trémulas de alas.

Dulces palabras
que van hacia ti
como beso enamorado,
estremecido de impaciencia,
pidiendo que me lleves
a horizontes y paisajes
para perderme contigo
y coronándome de la dicha
con el gozo de vivir.

Dulces palabras
que reflejan sentimientos,
que expresan diferentes pensamientos
que a su vez
tocan el fondo del alma.

Mágicas,
sencillas pero poderosas,
con sabor a ambrosía
o perfumadas a rosas,
palabras que restablecen
por su dulzura la calma necesitada.

Dulces palabras
que mezclan la inocencia
con toques de pasión,
de deseo,
de calor,
pero de entre todas las más dulces,
las que me llegan al alma,
son las que vuelan presurosas
de tus labios a mi corazón.

¿Las oyes?,
nos están ofreciendo en flor,
en roca,
en aire,
todo nuestro amor
primogénito del gozo.

Mi dulce corazón soñante
va en busca de las dulces palabras
que corren presurosas
hacia tu imagen luminosa
y sonriente como una brisa tibia
y susurrante para poder rozar,
acariciar,
tu piel tierna y recoger a escondidas
las flores de mil colores
que se abren en tu boca
bermeja y embrujadora
a través de tus tibios besos perfumados
y tus dulces palabras de amor
con que se labran el gran proyecto
de nuestras almas.

¿Oyes los susurros de las dulces palabras
que te cercan como vergeles en flor?
¿Te acuerdas del momento
de aquel sueño de cuando
te las susurraba a tu lado
ofreciéndote como dones divinos
nuestro soñar,
mirándonos cara a cara,
viéndonos y oyendo la dicha
que brotaba hacia el infinito
entre vuelos y revuelos,
trémulos,
acariciantes,
únicos?.

Dulces palabras,
no nos guardemos ninguna,
derrochémoslas al aire azul
con alegrías para que traspasen el agua
llenando los cauces del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario