Ya no
te quiero,
ya no
necesito
el beso
vital de tus labios
y tus
cálidos abrazos.
Se
escaparon los misterios
y el
encanto.
Ya no
te quiero,
es
cierto,
no
añoro tu letargo,
renuncié
a la utopía
y a los
sueños en vano,
ya no
late en mis venas
la
ilusión del pasado.
Ya no
te quiero,
es
cierto,
ni
cerca ni lejano.
Quiero
que lo sepas,
no te
amo en pasado,
no te
amo en presente,
ni te
amo en futuro,
es un
amor que no existió,
sin
distancias ni tiempo.
Ya te
olvidé,
te dejé
a la vera de mi camino
aunque
nada fue en vano
porque
ahora
voy a
un tiempo de paz,
de
ventura,
de
gozo,
en búsqueda
de la eterna fantasía,
que al
soñar el palpitar
se
desvanece y realizar espero todavía.
¡Mujer
poeta,
llegará
tu día en que serás amada
y
amarás por siempre!
Acudo
presurosa aunque
llegue
triste y fatigada
a
encontrar la fuerza y la alegría
que tú
me habías quitado.
Todo mi
dolor se va
con
palideces de plata
y se
alza un himno cadencioso
de
frías notas calladas
en los
rayos de la luna,
reflejando
un
¡ya no
te quiero más!
Al fin
te fuiste de mi vida
entre
el ramaje dormido,
en voz
baja,
sin
rumores,
sólo en
silencio como un misterio
escondido
sin una palabra cortada.
Tan
solo se oyen gemidos
cuando
los rayos son idos
y la
luna más palidece.
Hoy
deseo volar alto,
dichosa,
viva y feliz,
ya no
estás más en mi vida,
ni en
sueños te quiero ver.
Ya no
te quiero,
es
cierto,
el
sueño de amor no existe más,
no
quiero perder la paz,
no
volverme otra vez triste.
Muere
el sol en el ocaso
y
llorando mis amores
se
desangra en resplandores,
el
silencio paso a paso
limpia
mi alma de resquemores.
Hoy
sólo aspiro
al
aroma de un ramo con flores,
de
risueñas margaritas
y
pensativos tréboles
que me
inunden en sus matices
cálidos
pulidos por el sol
y por
la lluvia.
Ya no
te quiero,
es
cierto,
no
deseo el viento del jardín
de los
recuerdos nuestros.
Desde
el fondo,
soplad,
trayéndome
las flores deshojadas
¡que
las quiero olvidar!,
escóndanme
lejos,
cerca
del arroyo de tristes armonías
y tu
recuerdo desaparecerá.
Ya no
te quiero,
es
cierto,
no
quiero más
nuestras
noches con sus astros,
de
tenue claridad,
de
aquellas noches llenas de poesía,
música
y canto
porque
ya hace frío al irse el amor
con su
intensa lobreguez.
Ya no
te quiero,
es
cierto,
aspiro
una calma honda
para
que mi corazón lata
sin
prisa ni temores,
sin
hoscos recelos
y
sueños rotos.
Mi
nuevo camino transformará
en
versos y poemas de amor
el
nuevo descanso de esta vida nueva,
como
centinela eterno
de este
mundo mío.
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