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jueves, 17 de abril de 2014

Ya no te quiero


Ya no te quiero,
ya no necesito
el beso vital de tus labios
y tus cálidos abrazos.
Se escaparon los misterios
y el encanto.

Ya no te quiero,
es cierto,
no añoro tu letargo,
renuncié a la utopía
y a los sueños en vano,
ya no late en mis venas
la ilusión del pasado.

Ya no te quiero,
es cierto,
ni cerca ni lejano.
Quiero que lo sepas,
no te amo en pasado,
no te amo en presente,
ni te amo en futuro,
es un amor que no existió,
sin distancias ni tiempo.

Ya te olvidé,
te dejé a la vera de mi camino
aunque nada fue en vano
porque ahora
voy a un tiempo de paz,
de ventura,
de gozo,
en búsqueda de la eterna fantasía,
que al soñar el palpitar
se desvanece y realizar espero todavía.

¡Mujer poeta,
llegará tu día en que serás amada
y amarás por siempre!
Acudo presurosa aunque
llegue triste y fatigada
a encontrar la fuerza y la alegría
que tú me habías quitado.

Todo mi dolor se va
con palideces de plata
y se alza un himno cadencioso
de frías notas calladas
en los rayos de la luna,
reflejando un
¡ya no te quiero más!

Al fin te fuiste de mi vida
entre el ramaje dormido,
en voz baja,
sin rumores,
sólo en silencio como un misterio
escondido sin una palabra cortada.

Tan solo se oyen gemidos
cuando los rayos son idos
y la luna más palidece.
Hoy deseo volar alto,
dichosa, viva y feliz,
ya no estás más en mi vida,
ni en sueños te quiero ver.

Ya no te quiero,
es cierto,
el sueño de amor no existe más,
no quiero perder la paz,
no volverme otra vez triste.
Muere el sol en el ocaso
y llorando mis amores
se desangra en resplandores,
el silencio paso a paso
limpia mi alma de resquemores.

Hoy sólo aspiro
al aroma de un ramo con flores,
de risueñas margaritas
y pensativos tréboles
que me inunden en sus matices
cálidos pulidos por el sol
y por la lluvia.

Ya no te quiero,
es cierto,
no deseo el viento del jardín
de los recuerdos nuestros.
Desde el fondo,
soplad,
trayéndome las flores deshojadas
¡que las quiero olvidar!,
escóndanme lejos,
cerca del arroyo de tristes armonías
y tu recuerdo desaparecerá.

Ya no te quiero,
es cierto,
no quiero más
nuestras noches con sus astros,
de tenue claridad,
de aquellas noches llenas de poesía,
música y canto
porque ya hace frío al irse el amor
con su intensa lobreguez.

Ya no te quiero,
es cierto,
aspiro una calma honda
para que mi corazón lata
sin prisa ni temores,
sin hoscos recelos
y sueños rotos.

Mi nuevo camino transformará
en versos y poemas de amor
el nuevo descanso de esta vida nueva,
como centinela eterno
de este mundo mío.

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