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jueves, 1 de mayo de 2014

Caminar sin ti


¡Ay amor, cómo cuesta caminar sin ti!
Mi corazón se me estruja al pensar que te fuiste sin mí.
¿Cómo camino sin ti?
Esta mujer que era vida plena
rebozante de amor, hoy está hueca y vacía
al igual que nuestro lecho sin amor.

Sola,
sin ti a mi lado no puedo ni quiero imaginarlo,
me siento  desamparada
y la nostalgia me embarga en mi honda orfandad.
Antes, vivía por el aire, el agua, ligera, sin dolor,
de vuelos, de risas, pero ahora sin ti, vivo en un día
todo el gran peso de la vida.
Y ahora, siento marcada la seña de tu ser,
cuando encontré tu voz, huella eterna que quedará en mí.
Caminar sin ti
es ir pensando que tú no estás a mi lado
y quisiera tener alas
y buscarte hasta el infinito para encontrarte
y estar abrazada y acurrucada nuevamente contigo.

¿Qué has hecho de mí?
Yo no soy yo,
yo soy tú,
cuando no siento tus palabras
y tu calor.
Soy esa planta que el sol mezcla con la tierra,
me siento fusionada a ti, inevitablemente
y me siento atrapada  en ti,
en una marea de identidades.

Caminar sin ti,
sin sentir tu mirada,
tus brazos, tu voz …
¿Qué puedo yo hacer
sino imaginar que estás a mi lado?

Caminar sin ti,
el sol no brilla,
el mundo entero está mudo y estático,
todo parece sin vida
y hasta el canto de las aves ya no se siente.

Caminar sin ti es un vacío total  de tu presencia.
Sentir que te pierdo es parecido a sentir un cuerpo sin alma,
una rosa sin pétalos, un día sin noche.

Caminar sin ti,
sumergida en mis pensamientos,
me invade una sensación
de soledad que no deja espacio ni tiempo
para estar en la realidad vivida.

Trataré de olvidar, no es fácil,
ahora viene un silencio largo y profundo en mi interior
pero no estoy sola, camino sin ti,
con mi propia soledad y comenzaré a
aprender a vivir sin ti,
para encontrar el sinuoso camino que me lleve a encontrar
otra fuente de inspiración,
otra musa divina, un nuevo numen,
para que sigan creciendo
despacito, otros versos nacidos de un nuevo amor
y desde mi alma entera.
Entregarme al fluir de la vida en el Ahora,
aceptando sin reservas lo que el camino me depara
liberándome de la tristeza  y del dolor
y dejándome ir libremente a otros brazos
con total entrega.

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