Éxtasis
abrumador de ansias de amor
y gozos
de placer.
Cielos despejados
y noches estrelladas,
testigos
de nuestro mutuo éxtasis
del
estar juntos.
Éxtasis
de miradas intensas,
plenas
de misterios inexpugnables,
arrobamientos
intensos
que nos
llevan a mundos interiores
profundos
y cálidos.
No te
expliques tu amor,
ni me
lo expliques,
sintámoslo
juntos.
Cierra
los ojos,
sin
preguntas vanas,
húndete
en el éxtasis del querer,
llenándolo
de sí es,
de
gozos, de risas,
de
encantamientos nuevos.
Mejor
no amarse mirándose en espejos
complacidos
deshaciendo
esa
gran unidad en juegos vanos,
mejor
no amarse con alas por el aire,
como
las mariposas
o las nubes
flotantes,
amarse
sí en mutua fascinación gloriosa.
Éxtasis
del amar que está aquí,
en el ahora
en el hoy,
en este
silencio hondo y total.
Lo divino
está ahí para ser conseguido,
para
ser vivido con intensidad y embeleso.
Bajo
los cielos constelados de luna,
florestas
donde danzan las estrellas,
en
estas noches como lecho de bodas
la
tierra perfumada uncía las almas
de dos
seres que en un éxtasis profundo
sus
ojos se hundían.
Tiempos
de ensoñaciones,
de
sabrosos fuegos,
de
inocencias tímidas de éxtasis
embrujados
de bellezas únicas...
Éxtasis
abrumador
que
como un relámpago mágico
cruza
el tiempo y nos lleva lejos,
bien
lejos,
a
encontrarnos sobre las diferencias,
ya
solos, juntos, bien juntos,
abrazados
sin tocarnos,
sin
mirarnos en el vértice
puro de
la alegría alta,
multiplicando
júbilos por júbilos,
risas por
risas,
placeres
por placeres.
Éxtasis
total,
mirarnos
sin vernos,
llegando
uno al otro sin prisa,
sin
apremio,
sólo sintiendo
la necesidad
de
estar juntos...
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