Menudos,
invisibles, granos de tiempo
que el
aire un día se llevó.
Perdidos
creí que estaban
Y por
perdidos los daba.
Pero
tú, apareciste, de lo ignoto
iluminado de joven paciencia, ligera
y sin
peso y los tiempos, las nubes
y los
amores que perdí estaban presentes.
Te
espero, te sigo, te busco,
en los
granos del tiempo
que sin
ruido, ni murmullos te trajeron a mi
para
saber cómo eres.
¿Quién
te va a ti a conocer sólo a través
de tus
cálidas palabras?
Esta
alma que te acompaña en tus susurros
y se
detienen en tus palabras
que
enseñan el sonido de tu corazón.
¡Toda
la vida es única!
¡Qué
gozo que no sean nunca iguales las cosas,
que son
las mismas!
¡Sin
melancolías, con infinitas y cándidas sonrisas
ansiando
tu calor y ternura y la enorme sonrisa
más
sonrisa que ninguna, esa que da gozo
al alma
y forma al corazón.
Granos
de tiempo volátiles y diáfanos
que
acarician como bálsamos de ternura
el alma
toda plenos de fantasías y ensueños.
Llegó
el tiempo de darle emoción al tiempo
de
reconquistar el universo.
Te he
buscado en la distancia
sin
saber de ti,
sin
conocerte
bajo el
susurro de nuevas palabras
como
granos de tiempo
que
atraviesan como una barca cargada,
una
mirada, un sentir,
un
clamor, una dicha, un amor…
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