¡Plétora
de vida!,
como un
río caudaloso y profundo
el amor
me inunda.
Sin
temores ni miedos
me
enfrento a él,
en
miradas y silencios
queriendo
hacer
de este
instante eterno
el
detener el tiempo.
¡Plétora
de vida!,
en
plenitud total,
ya que
tú,
mi
amor,
eres la
luz que ilumina el mundo.
Desde
lejos,
bajo la
luna,
me
siento en tus brazos,
nadie
nos ve,
nos
envuelve la alegría y el amor
como
dos grandes alas
que nos
guardan
como en
un secreto
misterioso
y soñado.
¡Plétora
de vida!,
estoy entre
tus brazos
y sin
tocarme tus manos
son
flores visibles de tu alma
y en
este amor nuevo vivo
y me
estremezco
con una
palabra tuya,
una
mirada,
un beso
lejano.
¡Milagro
de amar!
la fe y
el amor
son las
puertas al misterio,
al más
profundo,
al
desconocido.
¡Plétora
de vida!,
este
amor generó
entre
los dos
energía
pura y brillante,
llevándonos
al fondo
de
nuestras almas,
donde
existen tesoros escondidos
que
solamente los descubre
nuestro
amor.
Para
ser amada,
amo.
Y llego
a la puerta de la plenitud.
¡Amad!
¡Reid!
¡La
vida es pasión,
es
movimiento,
es
calor,
es una
música continua
que un
suave viento lleva
como en
un sutil encantamiento!
Las
palabras inundan,
sacudiendo
las ramas de azaleas,
dándole
al aire
el
aromado aliento de sus flores
en
forma de poemas.
¡Plétora
de vida!,
con
sueños,
miradas,
alegrías,
cielo,
felicidad,
besos,
amor,
que en
cada instante nacen
y dan
alma a la vida.
Se
abren puertas vírgenes,
todo
goces, huellas,
ecos
que van tomando
al fin
posesión del paraíso
todo
nuestro.
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