Me pregunto
en cada instante dónde estás,
si te has ido,
si no te volveré a ver ni sentirme
amada por ti.
En mi mente flamígeras ideas corren,
se cruzan,
se enlazan,
se entreveran,
se mezclan,
en una confusión de falsos errores,
dudas no claras,
buscando la causa del caos
que no me deja pensar en paz ni
sosiego.
Me pregunto
si todo el amor que volcaste en mí fue
cierto,
si tus caricias,
abrazos,
besos,
lo sentías al dármelo
con todo tu corazón y tu alma abierta.
¿Cómo es posible que lo intensamente
vivido
fue tan sólo un sueño?
¿Cuál es la razón de la dualidad del
ser
y no ser verdadero el amor que nos
unía?
Me pregunto si entre llegadas y
ausencias
presencias irreales,
tú el único y verdadero numen de mi
vida
me olvidaste por completo.
Mi amor fue frente a tu amor
como el mar frente al cielo
pasarán entre ellos vientos
huracanados,
tormentas desgarradoras,
lluvias imprevistas.
Me pregunto,
¿qué hago con este amor tan necio,
tan arraigado a mi corazón?
¿Qué hago con este amor
que necesita de tu existencia para
vivir,
de tu pasión para sentir?
Cierro los ojos
y como un milagro te siento a mi lado,
acariciada y besada.
Yo me pregunto por qué te echo de
menos,
por qué en mis noches ni brilla ni una
estrella,
por qué sin tu sol es triste mi amanecer.
Al no estar tú a mi lado me siento
perdida,
no sé qué hacer,
pienso en tu sonrisa, en tu boca,
en tus palabras,
pienso demasiado en ti
y por quererte tanto mi corazón
cabalga desbocado y sin riendas,
me has embrujado.
Soy como una luna triste
esperando el sol en su eclipse
como una canción de amor esperando su
bailada,
como esa guitarra arrumbada
deseando que alguien de nuevo la
acaricie.
Me pregunto mientras oigo el silbido
del viento
y las ramas del viento castaño
producen extraños chirridos
al rozarse si tú aparecieras otra vez
en mi vida
dibujando sombras ciertas
hacia mi alma triste y adolorida sin
ti.
Abriré causes nuevos,
derribaré murallas para que un alud
de mis palabras de amor desciendan
hacia ti.
Me pregunto en un torrente de lágrimas
como diluvio sin fin,
si te encontraré por aquella ancha
puerta
donde te esperaré siempre.
Y con un dejo de gozo y otro dejo de
lástima
por lo que tengo y por quien soy,
mis sueños se presentan sólo ante ti,
absorbiendo mis tormentas,
compartiendo mis pensamientos
que colman mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario