Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 10 de abril de 2014
Destello Azul
Destello
azul,
fulgor
del alma,
nace de
una fuerza extraña
de
asustar al miedo,
un agua
no pausada, sí cantada,
se
allega por tus manos a mi pecho.
Los
signos de tu voz que me reclaman,
despiertan
mis ternuras y mis requiebros.
Destello
azul,
luz que centellea en mi pecho,
te
siento y descubro
tu
resplandor en mis pupilas,
subiendo
a energizar nuestros deseos.
Pasa un
color alzado de laureles
desde tu mano ungida hasta mis dedos.
Destello
azul,
tus ojos que se abren en cielo infinitos
anegan
de esperanza mis deseos
mientras recorre un sol enamorado
las largas avenidas de tu cuerpo.
Me
enriqueces con tus estrellas
que me
guían por caminos de esplendor,
difundiendo
tu figura alta y enhiesta.
Destello
azul,
trasiego
la ternura de tus campos
por
acequias de celo a mi esperanza,
rocío amedrentado y puerta firma,
prados de libertad, hondos silencios.
Te
reflejas fiel con brillo propio,
dulce
boca que me transporta
a las
cumbres rojas del lucero
y a la
inmensidad verde y azul
de las
aguas mansas y tibias
que nos
guían por sueños nuevos.
Destello
azul,
que
vislumbra la sonrisa del amor
siempre sincero,
en las tardes pausadas
donde
las lluvias guían la barca de los cuentos.
Tú
iluminas mi claridad,
el
llamear de mis anhelos
y
percibo el perfume de tu ágil cuerpo.
Destello
azul,
esperan
procelosas las auroras,
las lumbres cenitales,
los
crepúsculos,
todo
ese mundo que se llama amor.
Crece
libre en las ramas perfumadas
y en mi
pecho
reflejan
mi pulso y mi deseo.
Destello
azul,
chispazos
de colores
que me
desnudan por dentro
llevándome a la inmensidad
de un
cosmos perfecto
donde
tú y yo vivimos los días, las horas,
en un hábitat escondido y sólo nuestro
donde
los astros con su luz fosforescente
marcan
el contorno de nuestros cuerpos.
Vivo en
el milagro del querernos
que
vigoriza con gracia,
con
corazón de magia, la dicha nuestra.
Destello
azul,
dame tu
luz,
para
seguir la travesía en la nave de mi sueño
y
llevarnos por las aguas sin cadenas,
cara al
viento
y que
la coraza de la inseguridad y del miedo
se rompa en mil cristales iridiscentes
y se
tornen radiantes los encuentros entre besos.
La espera
La
espera,
con
infinita calma y paciencia,
expectante,
te
busco como a una flor,
no
lejos de la noche,
mi
cuerpo mudo se abre
a la
delicada urgencia del rocío.
Hay en
la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay,
cuando viene el día,
una
partición de sol
con
pequeños soles negros.
Y
cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas,
busca asilo en mi garganta
para
que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
La
espera,
en ella
he dado el salto de mí al alba,
he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he
cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la
silenciosa en el desierto,
la
viajera con el vaso vacío,
la sombra de mi sombra.
Sin
desesperación ni ahogos,
sólo
con penas profundas,
te espero tan sólo por un minuto
de vida
breve, único,
de ojos
abiertos
que te
ama en su mirar,
danzando
de alegría entre flores pequeñas
como
palabras sentidas y dulces.
La
espera,
desnuda
en el paraíso de mi memoria,
sin
conocer el destino de mis visiones,
tengo miedo de no saber nombrar
lo que no existe.
Salto
de estrella a estrella,
de
sombra en sombra,
muero
de muerte lejana,
la que
ama al viento.
La
espera,
mi memoria iluminada
es como
una galería
donde
vaga la sombra de lo que espero.
No es
verdad que vendrá.
No es
verdad que no vendrá.
La
espera,
no quiero ir tras tu búsqueda
como
sonámbula y transparente
en
nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora
rígido sólo me danzo
y me
lloro
con tus
recuerdos
doblemente
sufrida
en la
memoria de aquí y de allá.
Y en la
noche un espejo de cenizas
como una visión lejana
refleja
tu amado rostro,
en mi
corazón de medianoche.
La
espera interminable,
pasa
lenta, con pausas dolorosas
y en un
canto arrepentido,
vigía
detrás de mis poemas,
me amordaza, me quiebra,
me
inunda de llantos largos.
La
noche que fue de los dos,
se
dispersó con la niebla
y
quiero mirar tu rostro una vez más
hasta que se aleje de mí
el miedo
como un
pájaro al borde filoso de la noche.
Pero el
silencio sin ti es cierto
y por
ello mis palabras vuelan en el aire
porque
estoy sola y escribo.
No, no
estoy sola,
hay
alguien junto a mí que tiembla.
Delicia
de perderse en la imagen presentida,
voy en
busca de quien soy,
peregrina
de mí,
voy hacia la que duerme
en un
país al viento.
Pregúntale al viento
Pregúntale
al viento,
mi
amor,
cuántas
veces te nombré
con un
grito callado
para
que nadie supiera lo que siento
cuando
no estás a mi lado
y si el
viento hablara,
te
diría todo lo que te extraña
este
corazón mío.
Si en
mis sueños te nombro
sin que
lo sepas,
pregúntale
al viento
todo lo
que un día
prometimos
realizar juntos,
muy
juntos
y sólo
en sueños se quedó
tan
solo por unos instantes
porque
si no compartimos
cada
momento de nuestra vida
ésta no
tiene sentido.
Sí,
pregúntale
a tus noches frías
si mi
cuerpo no extrañas.
Pregúntale
al viento
si al
pasar me besa,
sólo
por besar,
si
enreda mi pelo por acariciar,
si su
brisa lleva lágrimas de sal.
Pregúntale
al viento
todo lo
que pienso en ti
y si al
pasar el tiempo se lleva
en el
aire algo más…
si me
vio llorar por ti
cuando
silba,
canta,
gime…
cuando
hace esos ruidos
que me
hace temblar.
Pregúntale
al viento
que me
sucede
cuando
no lo siento,
no me
toca,
por qué
no me besa,
por qué
va de prisa,
cuán
grande es mi amor por ti
y por
qué a veces lloro
sólo
por llorar.
Pregúntale
al viento
si tu
amor está en mí
como
mar en la popa del barco
que
zarpa en la ruta que añora.
El
flamboyán
deshojando
sus hojas
al
soplo del viento va,
pregúntale
si a mi vida
unida
la tuya está.
Pactaron
las nubes y los vientos
para
unirnos cada día más,
escondernos
en nuestras miradas,
hablarnos
en nuestros silencios,
desnudando
nuestros sentimientos
en
versos que te escribe mi alma.
Fuego
de amor
que
acaricia suavemente el viento,
transita
por nuestras venas,
se
funde en nuestros corazones.
Pregúntale
al viento
el
momento indicado,
el
anhelado,
cuándo
llegará el juego del amor,
de
miradas entrecruzadas,
de
roces sin tocarnos,
de
suspiros gratos,
de
besos que se llevará el aire
a
través del tiempo
porque
nuestros sentimientos
vuelan
ingrávidos como el viento.
Pregúntale
al viento
por qué
te busco y te añoro,
por qué
suspiro en cada eco
cuando
tú no estás
y
cuando te encuentro,
muy
despacio,
con
lentas claridades,
desemboca
en ti,
cuerpo
con cuerpo
igual
que agua con agua,
corriendo
juntos entre orillas
que se
llaman los días más felices.