Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 22 de abril de 2014
Somnolencia largo
Somnolencia,
instantes mágicos y fugaces
que en el amanecer me acunan,
me miman,
hacen que mil pensamientos se crucen,
se enreden,
se enlacen
como bajo los efectos de un encantamiento.
Y trazo un círculo de sueños
en torno a mi vida
para que uno tras otro se hagan realidad.
Somnolencia,
sueño semidespierta,
escapo de la realidad,
a veces fría y cruel,
fantaseo,
imagino eventos maravillosos
y momentos inolvidables.
En alas del sueño
se puede encontrar el destino.
Gracias a estos instantes imprevistos,
no buscados,
es posible encontrar objetos perdidos
y personas amadas
que se alejaron ya,
de nuestra vidas.
Somnolencia,
en la penumbra de mi cuarto
invento diálogos,
percibo hasta el más pequeño ruido
y desde mi ventana entreabierta
llega hasta mí
el murmullo del aire
al acariciar la hierba,
el canto de los grillos,
el roce de las ramas.
Quisiera tenerte a mi lado,
en silencio,
en este momento único,
en una comunicación mágica,
sin hablarnos,
entre un intrincado ovillo de pensamientos,
jamás expresados,
todo aquello que nos impide
ser espontáneos.
Somnolencia,
letargo no esperado,
siento que estoy bajo los efectos de un
encantamiento
en un fugaz instante del alba,
perfumes,
luces,
formas y sonidos
me apaciguan los sentidos
en un riesgoso y repetido juego,
pero aún así, pienso en ti, amado mío.
Detrás. la espesa niebla del misterio.
En mi sopor,
mi entendimiento,
tanto más se afana
por descifrar enigmas y señales.
Somnolencia,
adormecimiento
que en las dulces horas
después del sueño
me inundan entre palabras,
poesías no escritas,
frases no dichas,
destellos de luz
que en mi mente se alzan
y me siento en esos momentos,
feliz y plena,
creo estar contigo
y no lo estoy,
siento que estoy entre tus brazos
y no lo estoy,
siento tus besos buscados
y no los encuentro.
Somnolencia,
luz cenital,
perfecta y diáfana,
fui feliz en ese lapso de sopor en el que,
ninfas del amor corrían por mi piel
en un perfecto momento
donde mi cuerpo adormecido
dormía junto al tuyo.
Somnolencia,
siento que duendes y ángeles
acogen mis sentimientos
perfeccionándolos
e inventando matrices singulares,
insertando una pizca de sangre aquí,
una gota de sueño allá
para que el mágico instante
no desaparezca
y mi felicidad al pensar en ti
no termine,
sea sólo un comienzo nuevo.
Alegre desilusión
Alegría
de estar juntos.
(En
nuestras manos
depositamos
nuestro destino,
en
nuestras alas
cobijamos nuestro amor,
estábamos
juntos
y
palpitaban nuestros corazones,
naciendo
poemas
pero no
sabemos la causa,
la
lejanía nos cercó).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(El
amor con desamor candoroso
llegó a nosotros con un pasajero
con
augurios del mensajero
a la
estación del olvido,
separándonos
aún
sintiendo
ambos una pasión encendida).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(Estando
juntos, mirándonos,
nos
sentíamos en un paraíso
guardado
más allá de virginales jardines
pero
sin darnos cuenta nos marchamos,
se
deshizo el abrazo,
se
apartaron los ojos,
dejaron
de mirarse
para
buscar el mundo
donde nos
encontráramos).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(Nos
hallamos tras nuestras huellas
de un
vivir todo transido
entre
alegrías y penas
pero
amándonos
y hoy nos encontramos solitarios,
viendo la lejanía del pasado
con un
adiós que llegó a escondidas
cual fantasma en noche silenciosa).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(Nos
vimos en espejismos,
puros y
diáfanos
y
nuestros labios se buscaban
para besarse en noche de encanto,
entre
suspiros de noches de plenilunios,
apartándonos
de a poco,
sin
adioses,
en una
trilogía de melancolías
que
fatigó nuestros corazones).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(Nos
esperamos en el momento exacto,
en
nuestro anhelante
querer
de estar juntos,
en ese
día tan claro
que las
presencias de siempre
no
bastaban
y
nuestros besos se quedaban
a medio vivir de sus destinos
y
nuestros llantos nos separaban).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(Nuestro
encuentro
fue un
choque de materia
y
materia que a fuerza de contacto
se
convirtió en victoria gozosa
de los dos en prodigioso pacto de amor
pero
nos dejamos de ver
sin entender el porqué
y
quedamos los dos
con
nuestras soledades sin compartir).
Desilusión
compartida.
Alegría
de estar juntos.
(Alzamos
los ojos
y nos miramos
y el
amor nos unió,
iba yo
hacia ti
y tú
venías hacia mí
y la
identidad nos unió
entre
éxtasis y alegrías intensas
que nos condujeron a separar
nuestras
vidas para siempre
en
tristezas profundas y agónicas).
Desilusión
compartida.
Los dos
sentimos ese dolor
de adentro
al separarnos
y ya
nuestras manos
no se aprisionan,
nuestros
cuerpos no se sienten,
las
sombras nos envuelven
en una
tierra seca,
en una
noche oscura,
entre
incógnitas palabras sin sentido
en un
lenguaje que no es el nuestro,
vamos
rumbo a lo incognoscible,
en
busca de vocablos de amor desconocido.
Secuestro furtivo
Secuestro
furtivo,
¿te
acuerdas tú de aquella noche
que a
escondidas
y con
misteriosos impulsos
me
llevaste a aquel umbrío lugar desierto
donde a
solas nos amamos?
La
brisa nos acunó
y el
mar nos arrulló
con sus
ondas livianas
como
una melodía
de
lejanas orquestas.
Secuestro
furtivo,
me
retuviste entre tus brazos tibios
y yo me deshojé lentamente
como
flor de azahar
pura y
virgen
y con
dulzura me dejé raptar.
Me
quedaría en el encierro de tu cerco,
en todo
lo que estoy,
donde
estamos tú y yo juntos,
quietos
como el agua quieta,
retenidos
en el amor sin sol.
Secuestro
furtivo,
disimulado,
sigiloso,
¡qué ansia de repetirse
esto
que está siendo!
¡qué afán de que mañana
sea nada más
que
llenar otra vez
al
tenderte ese hueco que deja,
hoy
exacto
en la
arena, tu cuerpo!
Secuestro
furtivo, cauteloso,
para
que no se sepa
ni se
entere el mundo
que
estamos viviendo
entre
apretados y estrechos
cercos cuerpo,
alma y
mar.
Nada
promete el orbe,
ya nos lo da,
lo
tenemos todo ya,
nunca
más nos separaremos
ni por
el viento, ni por las nubes,
juntos
cantando siempre.
Secuestro
furtivo,
retención
deseada que despacio,
sin prisa, sin siquiera escuchar tus pasos,
sin ver
tu sombra en la fronda
me
envolviste con tu mirada dulce
y tu
voz pausada y lenta.
Tu risa
me secuestró
y le
dio colores a la noche
y yo
disuelta en alma y espíritu
me
entregué a ti
hasta
unos cielos lejanos
en una
gloria abstracta del alfabeto.
Y
danzamos juntos,
apretados entre frenesíes de pasión,
rodeados
de flores
del
jacarandá, azaleas, azucenas.
Secuestro
furtivo,
quemante
hasta lo indecible,
hasta
horizontes lejanos
donde
nos podemos tocar, palpar,
en
nuestros reflejos sin casi tocarnos,
en
nuestras formas reales
donde
se nos escapan suspiros
hasta la muerte.
Nadie
nos ve, nadie nos dice nada,
estamos
en nuestro mundo propio,
sin
altares de llamas
pero sí
de deseos y pasiones.
Secuestro
sigiloso,
nos dan
formas de una geometría sin angustia
entre
delicias hijas del agua,
cálidas
caricias en los fríos inviernos
entre
amores verticales, cristalinos y auténticos.
Mi
pecho se agranda, se agita,
siente
la presencia de tu amor
en este secuestro furtivo,
nuestros
corazones se unen
y en
silencio nuestras manos
se
entrecruzan en el aire,
en
voluptuosa danza
entre
sombras sin paisajes.
Y todo
cambia en nuestro existir,
los besos son únicos,
son
nuestros
y como
cómplices
del delicioso amar los dos,
atónitos,
vivimos el hoy,
el ayer
y el mañana en un encanto
y
esdrújulo sueño elegido en ondas del viento.
Arropados
y somnolientos
nos
elevamos al más allá,
solos
con nuestras voces y sonidos,
seguros
de amarnos por siempre.