Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 27 de junio de 2014
La Plaza del Amor
¿Por qué lugar de esta plaza
impreciso y
misterioso
se entra al interior de nuestra alma?
Es un lugar secretísimo,
leve,
amplio,
donde imperceptiblemente
se deslizan los sentimientos más íntimos,
los desconocidos
por el resto de las almas mortales,
quietas,
en sus
bancos de siempre pensando en el ayer.
Una vez,
hace tiempo,
sentí un
cosquilleo suave,
ineludible
y es que la plaza de mi alma
se había abierto hacia lo lejano,
buscando lo que más importa en la vida,
el amor que nos inunda de fe,
esperanza,
caridad.
Plaza de silencio
que nos
llega hasta el alma
sin saber de qué ruidos está hecha:
pelotas
girando,
trompos danzarines,
cometas entre árboles,
tintineando
bolitas multicolores
entre el
suave pasto.
Plaza por donde sin sombras
pasan las
letras antiguas,
lengua del paraíso,
sones
primeros,
vírgenes y en el aire del mundo
se estrenan
en los rincones
los nombres
de los gozos primeros,
que se olvidaban luego para llamarlo
todo de
otro mundo al hacerlo otra vez:
nuevo son para el
júbilo nuevo.
En ese paraíso de los tiempos del alma,
la plaza en paz deja amores
y nombres
en realidades sin huellas,
sin memoria ni en signos,
percibiéndose apenas,
nítidos y
momentáneos.
La plaza como extensión abierta
de la gracia y de la melancolía,
nos dejó
trasegar la ternura de los campos,
las
acequias del celo de la esperanza,
la tierra amedrentada y firme
como prado
de libertad,
honda muralla sin sonrojo
que corre por las venas
al seno de la comunidad.
Cerca,
muy cerca de la plaza el alma
en antiguo brocal de musgo y verde
arrebata el
deseo creciente
de las
aguas entrando despacio,
muy espacio al mirar de los ojos tiernos.
Otras sensaciones mueven en mi pecho
la plaza
dulce y virgen
que en ilusiones vuela a mis sueños
y nos
olvidamos de sus grietas,
sus baches,
sus surcos,
sus zanjas,
sus charcos
que en un mar alado
de
geográfico equilibrio
nos lleva al mundo real
y cósmico de esta vida.
Conservamos los labios
sobre el borde de sus senderos
y esperamos que nazca el verde
que refresque nuestros sentidos.
Y en el largo alumbrar del movimiento,
la plaza,
lentamente,
hace sin
sonidos las notas del silencio,
quemando
los caminos cerrados,
curvos,
para que el alma alce vuelo sin dudas,
ahogando en desazón el pensamiento,
deteniendo las horas
y la ramazón elástica del viento.
Tú,
plaza,
déjanos ir por el aire tibio y perfumado
que nos invita entre ramos verdes
que cercan
nuestro sosiego aquietando
nuestras
ansias entre laureles florecidos.
Eres tú,
plaza del alma quien corona
los vientos
serenados
y donde boga el sol
con sus cánticos unánimes,
el brillo
de nuestros bienes ya logrados,
atravesando
tus curvas,
tus rectas,
tus
círculos para que el aire llene
el vuelo de
los ángeles en la plaza del amor.
Tengo un sueño
Tengo
un sueño,
la
felicidad inminente está llegando
como el
regalo esperado
y mi
cuerpo tiembla
y mi
alma clama
sin
dolor de espera.
El amor
viene desde lejos,
hollando
cielos, nubes,
estrellas
que alas leves
transportan
desde el horizonte remoto
acercándose
de prisa,
pero
tardando todavía
porque
procede del más allá.
Tengo
un sueño:
de que
el amor me ha elegido,
me ha
dicho:
¡soy
yo! ¡voy!
y suya
me siento
antes
de su llegada,
franquea
las puertas de mi alma
que
hasta ahora cerradas,
herméticas
y vírgenes
estaban
sin esperar lo más ansiado.
Soñadora
soy o
¿es que
es sólo un sueño? no,
porque
en extraños paisajes
peregrinos
y perspectivas
nunca
imaginadas
lo vi
venir hacia mí
por
senderos lejanos y ciertos.
Sueño
ahora
forjar
un poema nuevo, audaz,
con
palabras escogidas con precisión,
ritmos
mágicos,
sonoros.
Rimas
ricas
en
campanilleos de plata
que
repercutan en ecos lejanos
y
lleguen allí donde está el amor
buscándome
desde sures y nortes.
Tengo
un sueño,
que me
consume
de
felicidad esperada
y en mi
mente,
sílabas
dulces
como el
sabor de un beso,
surgen
de continuo
con
extrañas músicas
de
laúdes y violines,
dando
una luz vaga
a las
hondas lejanías
donde
el amor viene
y
despacio me encuentra
en un
espacio envuelto en palabras.
Dolor del Alma
¡Oh!
cuanto
tiempo silenciosa el alma,
ni un
gemido se escucha,
ni una
queja.
El
tiempo vuela
con
alas de golondrina
cuando
debería quedarse quieto
y
parece inmóvil
cuando
debería volar.
Dolor
del alma,
cuando
al quererlo
la
suerte se mezcla
en
nuestras vidas.
De la
ausencia,
las
penas desconocidas
y
envueltas en el misterio
que
subyugan,
van con
rapidez que asombra,
van
llevando ilusiones a la sombra.
Dolor
del alma,
con un
péndulo inmóvil
que ya
no cuenta las horas
que se
van,
no
siente los minutos
cadenciosos
a golpes
del
corazón que adora,
aspirando
la magia
embriagadora
de tu amoroso afán.
¡Abandóname
dolor del alma!
Llévame
a la intensa voz de ternura,
que
vibra en el alma de mi amante,
como
entre la noche oscura
una
campana distante
nos
busca para encontrarnos
entre
recuerdos perdidos
de
angustias y desengaños.
¡Dolor
del alma!
crece
como una alta llama,
envuelta
en gasas y tules blancos
y me
lleva por encima de ocaso
a otros
mundos buscando la paz,
el
sosiego,
¡no más
penas desconocidas!
que se
mezclan en nuestras vidas.
¡Sí la
luz al alma!
¡Sí que
aparezcan
en
nuestro mundo interior,
luces,
músicas y poemas
de
amores eternos!
¡Dolor
del alma!
¡Vete
pronto!
¡Déjame
encontrar
el
cariño dulce y tierno
que dé
a mi alma
calmas
hondas y vívidas ternuras,
besos
puros y dichas profundas!
Y así
poder seguir
escribiendo
mis poemas
a los
que entrego mi vida,
los
vivo como un anhelo
porque
soñadora soy.
¡Dolor
del alma,
ya no
más!,
pondré
música a mis palabras
y así
la brisa suave y breve
los
llevará hasta ti,
amor
esperado por siempre.